4649. Parece mentira que esa macabra realidad de la guerra, con su miseria, miedo, ocurra ahora mismo. Algunos pueden decir que son los políticos los instigadores, los promotores, los ejecutores.
Pero, desgraciadamente hay más: a esos políticos instigadores y ejecutores, somos nosotros los que los hemos elegido, votado para que manden. Lo que quiere decir, que también nosotros somos responsables de las muertes, de los heridos, del hambre y enfermedades, de los millones de refugiados, de las masacres de la guerra.
4650. Todo en la guerra lleva al abismo. Ver a miles y miles de personas, débiles, agotadas, desgarradas, salir de sus casas, de su lugar donde viven, para salvar la vida, aunque sea para dirigirse a un lugar desconocido, habiéndolo dejado todo, es una de las miserias de las guerras.
El problema no acaba ahí. Pues cuando llegan a un destino, los que los reciben no los quieren ni aceptan allí, aunque lo consienten contra su voluntad. A lo que hay que añadir la incertidumbre de su destino. Ya que algo de ellos se ha quedado allí de donde proceden.
4651. Siento decirte que no comparto lo que dicen los libros, sean los que sean. Porque la descripción de algo eso no es lo real, lo verdadero, lo de primera mano, que cada cual ha de experimentar por su cuenta.
Sé que los libros están escritos para generar emociones, y tienen su parte de belleza, pero no tienen la vitalidad del hecho y lo que los ha de responder.
No es lo mismo leer un libro de viajes, que es todo del pasado, que hacer un viaje que es en el presente, el ahora.
4652. El propósito de la vida es vivir en paz; y para ello, hemos de tener buenas relaciones con las personas con quienes convivimos, ya sean las muy cerca como las muy lejanas.
¿Puede haber paz cuándo alguien se divide de los otros porque no tienen las mismas ideas políticas, religiosas, económicas, sociales, culturales, raciales? Es evidente que no. Pues todos los conflictos, todas las guerras tienen en su raíz la división interna de cada persona; que, al salir afuera, exteriorizarse, va a provocar todo lo que nos lleva a la guerra.
Así que todo lo que somos, todo lo que pensamos, cómo vivimos nos lleva a la guerra. Pero, si me doy plenamente cuenta de que la identificación con una idea, perjuicio, teoría, prejuicio, me divide de los demás, es cuando descarto radicalmente eso como si fuera algo que toco y está quemando.
De manera, que la paz, el fin de las masacres, los bombardeos encima de ciudades que podrían ser las nuestras donde vivimos, los refugiados que huyen para salvar la vida dejándolo todo; el fin de todo ello, sin ese vacío de la mente en que uno no es nada, solamente un ser humano desnudo, vulnerable, necesitado, no puede ser. Pues a cada idea o teoría que nos aferramos, ya sea de los creyentes o no creyentes, de las diferentes maneras de vivir, nos estamos dividiendo, destruyendo en disputas, en enfrentamientos, en conflictos, antesala de las masacres de la guerra.
4653. Quienes nos enfadan nos dominan, porque nosotros al ser tan egoístas les damos toda la culpa de lo que nos sucede.
4654. El querer, el amar, no depende de grados. O está el amor o no lo está. ¿No les parece ridículo, absurdo, decir: te tengo un poco de amor?
4655. Los consejos de todo o nada, ¿no denotan ignorancia? Pues, ¿quién puede saberlo todo sino es el ignorante?
4656. La fuerza interna para que se manifieste, necesita un cuerpo, un vehículo. Pues, la vida es la unión de lo físico y espiritual.
4657. La paciencia es la inteligencia en acción; es la ausencia del ‘yo’, que es el inventor del tiempo.