1950. Ese es el dilema de la vida: al final, o uno se defiende, o no se defiende. Por eso, he dicho, que esa decisión es de cada cual; porque según qué retos nos llegan, no podemos saber cómo vamos a responder.
1951. Cuando uno ha visto cómo funciona la mente, vale decir cómo funcionan las personas, es cuando nos damos cuenta que todos somos iguales en lo psicológico; que lo que dice uno, es lo mismo que en las mismas circunstancias dirán todo los demás.
Es una ilusión creer que uno es especial, único, diferente a los demás. Ese el problema de las religiones organizadas y sus mesías, guías, líderes, maestro, gurús, santos.
1952. Sí, con lo que acabas de escribir, estoy de acuerdo contigo. Pero a lo que me refería era que siempre, a los poderosos, a los que mandan, a los que tienen cierta relevancia social, política, etc., se les maltrata en las manifestaciones, en los actos donde van a participar, en sus visitas a diferentes lugares.
No lo estoy justificando, lo estoy describiendo desde un punto de vista psicológico; es decir, ver que todos somos básicamente iguales en lo psicológico, y por lo tanto, todos hacemos lo mismo según las circunstancias que nos confunden, nos desbordan.
1953. Sí, se han callado mucho de decir, que no solamente los nazis eran racistas con los judíos, sino que, tanto en toda Europa, como EE.UU., había un clima hostil, racista, contra los judíos. Aunque fueron los nazis, los que llevaron hasta el extremo la respuesta a ese odio y racismo contra todo lo judío.
Precisamente, ayer vi una película, ‘La esclava libre’, de Raoul Walsh, en la que una mujer blanca, que nació de una madre negra, al no darle el documento de libertad porque su padre quería que fuera un secreto, cuando murió éste, que estaba empeñado por las deudas, los prestamistas con los negreros, fueron a embargarle sus bienes. De manera que, en el lote de esclavos para venderlos en pública subasta, también se incluía a la hija del dueño que era blanca, pero de madre negra.
1954. El racismo es odio a las personas, que uno cree, siente, que le perjudican. En principio eso es una reacción natural, que todos experimentamos. El problema llega, cuando queremos eliminar a todos los que creemos que nos perjudican. Y, como ese sentimiento de que nos perjudicamos unos a otros, es común a todos, todo se convierte en una guerra de todos contra todos. Pero, si comprendemos la unidad de todo, de la realidad en que vivimos, de lo qué es la vida, entonces ese racismo se acaba cuando nos damos cuenta de él y de todo el dolor, la confusión y el desorden que genera.
1955. Creo, Andrew, que tú mismo has llegado a lo único que se puede hacer: empezar a hacer uno mismo lo que las autoridades deberían de hacer. Es decir, si queremos que las autoridades pongan orden; nosotros también hemos de ponerlo. Ahora falta saber, ¿qué es el orden? Y el orden no puede ser el desorden, la división, el miedo, el racismo, una idea fija como un mojón, etc.
Finalmente, el orden, no es mi orden, ni el de otro; sino, lo que creo que es lo que más me conviene para estar entero, no dividido, sin vivir en conflicto dentro de mí. Pues, ese conflicto al exteriorizarse va a generar más desorden, confusión, fanatismo, racismo, violencia, muerte.
1956. En tanto que han criticado el golpe de estado del dictador Franco, y ahora ellos, hacen lo mismo: dar un golpe de estado, con sus intrigas, traiciones, mentiras, falsedades. Y curiosamente, tanto el dictador, como los golpistas de ahora, tenían en común que los dos lo hacían como idea principal la defensa de su patria: España. Es decir, que prosiguiera el nacionalismo centralista español, brutal, cruel, como una apisonadora que es; sin querer evolucionar, cambiar el marco constitucional, de ninguna de las maneras.
La paradoja es que tanto el fascismo, como el socialismo de izquierda, comulgan con lo mismo: el nacionalismo centralista español. Por lo que, la intensidad, la dignidad, la integridad de su izquierda, queda en entredicho, queda desvirtuada, aguada, al hacer lo mismo que el fascismo de derechas.