2164. Si la relación es total, absoluta, como el pensamiento, el ‘yo’, no pueden operar, no hay ninguna creación de imágenes. Porque el observador y lo observado son lo mismo; no hay nada como un fragmento, un ‘yo’, un ‘mi’, un ‘tú’, un ‘nosotros’, o ‘ellos’. No hay nada, sólo la conciencia y la percepción directa operando.
2165. Un arrebato de envidia, de celos, de una frustración, de pérdida de algo que le damos mucho valor. Es decir, la traición, está causada por un reto insoportable que alguien que conocemos nos lanza, nos hace perder algo; y por eso queremos mediante la venganza, traicionarlo para hacerle algún daño, mal.
2166. La ansiedad es un estimulante que nos acelera. Pero en esa estimulación, al acelerarnos, perdemos sensibilidad para percibir la realidad. Si vamos en un coche muy veloces, no somos conscientes, al no poder verlos, de los peligros que esa velocidad excesiva conlleva.
Y eso es lo que nos pasa en nuestra manera de vivir: cada vez tenemos más ansiedad, porque corremos más por las necesidades que las máquinas nos brindan, nos imponen; pero nos hacemos más indiferentes a todo cuanto hacemos: destruir nuestro entorno natural; las relaciones entre nosotros son menos directas e irrealizables.
Es decir, la eficiencia en conseguir lo que necesitamos, que es experimentar placer y la seguridad que nos proporciona, es a costa de la pérdida de la relación más íntima y afectuosa. En una gran ciudad, se genera una gran capacidad de acción, de actividad, de trabajo, pero las relaciones entre las personas son más pobres y menos profundas que en las de un pueblo; donde la mayoría se conocen y tienen la posibilidad, la necesidad de hablarse, relacionarse en un sentido más humano, de atención, de tiempo para realizarlo.
Ese es el drama de nuestra existencia: a más acción más comodidad, más placer, ya que podemos conseguir eso que queremos, que es vivir en la seguridad que nosotros creemos que es la verdadera. Pero la seguridad no existe, por lo que es una carrera vana, sin sentido, absurda, al acelerarnos y correr tras ella. Es como huir o querer atrapar a un fantasma que hemos inventado.
2167. Todo lo que creamos, todo lo que inventamos, por importante y extravagante que sea, es propio de nuestra hechura. Eso quiere decir, que como nosotros somos limitados, contradictorios, duales, temporales, etc., todo lo que inventemos va a ser esa misma proyección nuestra.
Por eso, para que llegue lo nuevo, hay que morir a lo viejo y repetitivo.
2168. Cuando el chorro del parloteo del pensamiento se pone en acción, ¿verdad que no se puede detener? Déjelo que se manifiesta y nos enseñe lo que es. Y entonces, es cuando vemos lo absurdo que es entrar en conflicto con el pensamiento, la realidad, la vida; porque nos lleva a la desesperación del absurdo, del vacío, de la nada.
Pero, cuando comprendemos que somos ese vacío, esa nada, entonces todo ocupa su lugar, llega el orden y la armonía, el confort que es vivir sin esfuerzo ni contradicción ni luchas.
2169. Si uno es condenado por defender a los menos afortunados, al margen de lo que haya hecho, es igual de loable que otro que también lo hizo, pero que por su fama fue y es encumbrado. Pues, muchos han pagado por esa defensa de los menos favorecidos, tratados con injusticia, pena de cárcel.
2170. Las plegarias no van a ninguna parte, se quedan en la misma persona que las realiza. Pues los receptores de las plegarias -santos, etc.-, no existen, son una ilusión.
2171. El que no sé lo que tú dices, soy yo. Explícalo, si quieres, para que nos enteremos todos.
2172. ¿Por qué estamos tan preocupados con la conciencia? Porque estamos en desorden, distraídos, por lo que todos los males llegan a nosotros.
2173. No todos los hombres son lobos para los hombres. Eso solamente se puede decir cuando se es un niño, inocente, etc. Pues, para saber quiénes somos, sólo falta que nos llegue un reto perturbador para que el lobo opere.
Yo no lo decía para los hombres, solo entre ellos; si no que, somos un lobo para los animales. Y eso no es sólo de los hombres, pues el gusano devora la hoja de un árbol; el pájaro, se come el gusano, o se lo lleva a su tierno hijo; y el pájaro se lo quieren comer los gatos, los hurones, otros pájaros más grandes y poderosos. Todos somos ‘comida’ para los demás; pues es preciso comer si es que queremos vivir. Y de ahí, nadie se escapa, puede huir.
2174. Para mí, aunque la política y sus consecuencias, están, intento que no afecte mi mente. Por ello, ese problema que tienen algunos el solucione diciendo: la libertad es amor.