Torni Segarra

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438. Ad Gut Gar. Estamos hablando de psicología. No de ciencia material, física.
La materia, lo físico, es fácil de ver sus leyes y funcionamiento. Pero en lo psicológico, espiritual, no lo podemos ver. Porque en lo físico está la base que es la materia. Y en lo psicológico, espiritual, la base es el vacío, la nada.
 
439. ¿Pero invitaron a la empleada de la limpieza para participar de su aquelarre? El amor, que es compasión, lo es a todos, a todo,  en todo momento y lugar, no admite excusas.
 
440. Las cosas, por beneficiosas que parezca, si no sabemos gestionarlas nos pueden llevar al desastre, a la perdición.
 
 
441. ‘Tal vez usted ama a su singularidad sobre su necesidad de aceptación’.
 
Todo lo que nos divide, es perjudicial porque nos genera desorden. Hay singularidades estúpidas como el sentirse siempre joven, dispuesto a hacer cualquier tontería. O al revés, sentirse viejo siendo joven y capaz de hacer cualquier cosa.
 
 
 
442. Las personas tenemos las mismas maneras que los niños. Si no se les dice suficientemente te amargan la vida, y te lo destruyen todo.
 
 
 
443. Tan difícil es empezar como acabar. Las personas con dignidad saben cuándo ha llegado su fin de lo que llevan entre manos y lo aceptan, facilitan, ayudan a los que les toca hacer lo que hacían ellas: mandar, dirigir, gestionar, dar soluciones a los graves problemas que tenemos las personas.
 
Las que se resisten son como los adictos que necesitan su droga: el poder y lo que les genera. Son torpes porque la guerra la tienen perdida, les ha pasado el tiempo de hacer lo que han hecho durante tanto tiempo. Por eso, por lo que hagamos, por la manera que nos comportamos, es por lo que nos conocen. De manera que las palabras, lo que dicen no tiene ningún sentido ni significado verdadero.
 
 
 
444. Hay personas que no conocen la democracia ni la quieren. Sólo quieren mandar, robar, mentir, ser brutales y crueles. Y si se mueren las personas menos afortunadas por los recortes de los servicios sociales, a ellos les es indiferente. Son indolentes, sin empatía, sin compasión, sin amor. Sólo tienen el poder y sus servidores que les atienden y ayudan a vivir de manera tan inmoral, corrupta.
 
Si quisieran resolver los problemas, sacarían, encontrarían el dinero, el momento, la fuerza y energía para ello. No lo hacen porque no tienen la sensibilidad necesaria, porque ellos mismos necesitan una fortuna para poder vivir su manera confusa, indiferente y cruel.