1050. El espíritu del joven es igual al del viejo. Solamente existe la misma diferencia que hay entre un volcán en plena erupción y otro que se extingue.
1051. De la misma manera que unos nos caen bien, coincidimos, miramos en la misma dirección, hay otros que no nos proporcionan lo mismo. Verlo, comprenderlo, es preciso para que haya paz interior.
1052. Lo importante es no prometer ni estar obligado a nada.
1053. Nada es como creemos que es. Eso es lo más maravilloso de la vida, aunque nos muestre lo poca cosa que somos.
1054. Las cosas memorables siempre son las que nos dan un beneficio ya sea material o espiritual. Reconocerlo es el principio de la sinceridad, que es inteligencia.
1055. Yo sé que existo porque me alegro y sufro. Por lo que siempre voy detrás de la alegría, huyendo del sufrimiento.
1056. El triunfo, si es que existe, consiste en no querer ganar ni perder.
1057. Lo que es preciso en la vida es la consciencia, la percepción, la acción correcta.
1058. Pero el amor es la cosa que no está en nosotros siempre. Es escurridizo, se va y vuelve.
1059. Nada nos pertenece. Todo lo que vemos, todo lo que nos llega, es para todos también. Querer atraparlo para cuidarlo, disfrutar de ello, guardarlo y enseñarlo como un joya, lo corrompe, lo hace feo, lo destruye y mata.
1060. Liberarse de cualquier molde viejo, es ver que uno no se puede liberar. Y entonces es cuando la quietud interna fluye sin fricción ni conflicto, sin ningún problema. Donde se manifiesta lo que es, no lo que nosotros queremos.
1061. ‘¿Qué es el Conocimiento del Conocimiento?’.
Es conocimiento. Más conocimiento. Somos lo que hay en el depósito del pensamiento: todos los recuerdos por lo que hemos pasado desde hace un millón de años.
Aunque este conocimiento, salvo el ámbito técnico, material, es un estorbo, un obstáculo para que haya orden. Y sin este orden estamos perdidos, confusos, viviendo como lo hacemos: devorándonos, matándonos.
1062. ‘¿Quién invento el dolor? Quiero que te des cuenta que el hombre como tal, no crea ni descrea nada; todo forma parte de este universo incomprensible del que el hombre, no conoce nada, vive asustado, pero es el único capaz de pensar de tener anhelos de trascendencia, conciencia, ahí es donde empieza la grandeza del ser humano en su espíritu, alma, etc., lo demás la carne, lo materia, es débil, enfermizo y doloroso y caduco, en las personas esta miseria y penuria, este vacío, lo cubre la fe’.
Pero todo eso no se traduce en hechos pues seguimos siendo crueles, indolentes hacia el sufrimiento de los demás y ahí están los miles y miles de desahuciados que son lanzados a la calle sin un lugar donde vivir, están también los que no tienen trabajo y viven de la caridad miserablemente; y las guerras con sus matanzas, su dolor.
Y todo eso no es nuevo, todo eso es tan viejo como el hombre. Así que la fe, las creencias en un único salvador, en su dios que lo ha elegido, en las religiones, en las palabras bonitas como el amor, la trascendencia, la caridad sea cristiana o política, budista, o de cualquier organización, no sirven de nada porque no son hechos.
Y mientras tengamos miedo a los demás, a los que viven con nosotros, no podrá haber colaboración para solucionar los problemas. Será todo como un juego, una vanidad, un arañar en la superficie de los problemas.
¿Podemos liberarnos del miedo a los demás, a la esposa, al hijo, al jefe, al amigo, al policía, a la autoridad, al vecino? Sólo comprendiendo la manera cómo funcionan nuestros pensamientos, sus deseos, sus creencias que son el querer cambiar la realidad por otra realidad que más me gusta y conviene, que podemos ir más allá del miedo a la inseguridad, al mañana, a la muerte.
Y una persona sin miedo es la que es capaz de generar amor.
1063. El fluir natural llega cuando la fricción y el conflicto no son.
1064. Todo es tan viejo como caminar. Aunque la vanidad nos haga sentir especiales, originales.
1065. ‘La fe ve lo invisible, cree lo increíble y recibe lo imposible’. Pero la realidad es que la paz interior, la ausencia de conflicto, lucha, no está en nosotros. Y sin una buena relación con las personas, con todo lo que existe, nada tiene sentido ni significado verdadero.