63. La ilusión siempre es eso: una ilusión. Por tanto, es peligrosa porque cambia la realidad que no nos gusta por otra realidad que sí que nos gusta y satisface.
Pero nada cambia todo sigue igual.
64. Luego cuando vienen los desastres, los que han alterado el gallinero, braman quejándose de que los otros son salvajes, asesinos terroristas. Cuando ellos siempre han hecho lo mismo, pero más señorialmente, más pulcros.
65. Todo eso tiene un efecto relativo, superficial. Cuando miramos a alguien, a una persona, sin que se dé cuenta, ella hace algo inesperado por el efecto de las vibraciones del que la está observando.
Pero eso, son unos instantes sin que ella sea consciente. Y claro que lo que sucede se puede alterar, pero hasta un cierto punto, límite, nivel. Pues cuando alguien le amputan un dedo, no hay manera de volver hacerlo crecer, por mucha energía que usemos enfocándola para que ese dedo vuelva a crecer.
66. Gracias, Carolina.
Prueba de la confusión que nos puede crear dios a las personas lo podemos ver en que los que más barbaridades, asesinatos, guerras, inquisición, etc., han hecho decían que ellos lo hacían por un mandato de dios, porque dios así lo quería, dios había generado las circunstancias para que ello sucediera así. ¿No estamos comunicando, Carolina?
Es decir, el que inicia una guerra, el que hace una barbaridad, dice que dios se lo consiente, por lo que es su voluntad. Y el que le responde violentamente generando también barbaridades, violencia y guerra, también dice que tiene el mandato y la voluntad de dios a su favor.
Por eso, cada vez que mencionamos la palabra dios, deberíamos limpiarnos la boca.
67. Airana. El problema está, como siempre, en que por mucha razón que tengamos siempre hay y habrá unos que no están de acuerdo con lo que nosotros decimos o hacemos. Tú que lo has investigado, mira los nazis, los bolcheviques, a unos les gustan sus maneras y a otros no, aún por atroces que fueran, por las bestialidades que hicieron. He puesto esos ejemplos extremos para que nos demos cuenta rápidamente.
Hace un año tuve una relación laboral, doméstica, con una persona española que nunca tenía nada, ni casa para vivir, sí coche, móvil, y algunos caprichos como animales domésticos, perros y gatos que los llevaba al veterinario. Pero como era pobre, iba a los servicios sociales religiosos y civiles a pedir ayuda: comida, ropa, etc., y por supuesto también quería una casa o apartamento. Trabajaba en cuanto apenas ya que tenía cincuenta años y el cuerpo delicado.
Y siempre me contaba la misma queja: ‘Toda la culpa de que yo no tenga casa y no me den todo lo que me hace falta, la tienen los inmigrantes, los moros, etc., pues se les da todo a ellos’. Un día trajo un panfleto de unos fachas superficiales de ultraderecha, donde allí también decían que los culpables de todo lo tenían los extranjeros, etc. Y ella se encontraba satisfecha como si hubiera encontrado la solución a todos sus problemas, como si hubiera encontrado el maná.
Uno le dijo, que si esos que dicen que le van a solucionar los problemas llegaran al poder, no podrían solucionarle sus problemas –darle todo lo que ella necesitaba para sobrevivir-. Ya que si no se cambia el paradigma de todo para los ricos, no hay bastante para todos. Por tanto deberían de empezar por arriba: la monarquía y su derroche inmoral, la Iglesia católica, los aristócratas, los ricos, los banqueros, los terratenientes, los altos funcionarios, etc. Y no empezar por abajo, con los más vulnerables, los más pobres, los menos afortunados.
Los europeos, han robado a lo largo de toda la vida, cuando empezaron a ir a África, América, a Asia, sin que nadie los pudiera parar. Generando una injusticia, un agravio, unos genocidios, que puede que sus efectos duren algunos centenares de años más.
A todo eso, a esa mujer tan racista, cruel e inmoral, que acusaba sin piedad a los extranjeros, cuando se le decía: ¿Tú de qué te quejas si no eres de aquí, eres de otra ciudad, eres una inmigrante más que se aprovecha del sudor de los de esta ciudad, del ayuntamiento, de las instituciones caritativas locales? A lo que ella callaba, ya que comprendía.
68. ¿Tú, Aloys, cómo sabes cómo vivo? Yo no sé tú cómo vives y por tanto no puedo opinar de ti lo que haces o no haces. Si vas asertivamente, puedes meter la pata. Pero si encaras los retos negativamente, sin que intervenga el ego, el ‘yo’, es cuando puedes seguir investigando con orden. Es decir, yendo más allá del ‘yo’, que es confuso, desordenado, generador de anarquía y caos.
69. En la vida siempre hay algo que no se puede controlar ni manejar. Y una de esas situaciones es cuando alguien –que no está semidemente- ve una situación de crueldad, de injusticia, que le hace generar simpatía por la víctima y odio por el verdugo. Y eso también se puede aplicar a los países, razas, culturas, religiones, clanes, tribus. ¿Se puede esa actitud cambiar? ¿Podemos ver una injusticia y ser indiferente, indolente, un pasota, sin conmovernos?
70. Aunque respeto tu opinión, me parece una crueldad inhumana, decir que una persona -tú- nunca abrazarás a una persona de derechas. Entonces esto es racismo, ¿no? Lo que quiere decir que ya estáis enloquecidos, drogados, enganchados, a las maneras de los corruptos e inmorales políticos.
Creo, o soy demasiado inocente, que no sabéis dónde os habéis metido. Pues ya se os ha acabado todo el humanismo que es el respeto más escrupuloso hacia todo ser humano.