1123. La persona que tiene el deseo excesivo, lo tiene como otro tiene la facilidad de palabra, u otros no necesita expresarse mediante la charla. Lo único realmente importante no es hacer un conflicto con eso que somos. El activo, como los jóvenes, se ha de mover, accionar.
Por lo que todo el problema está en cómo vivimos, de qué manera vivimos eso que somos.
1124. ¿Quieres decir que una persona sana, lúcida, medianamente ordenada, puede coger una borrachera y no salir nunca de ella? Aunque eso sea así, ¿cómo lo sabemos? ¿El que se ha quedado colgado de la borrachera puede contarnos lo que le sucede? Pues si lo cuenta tendrá que hacer uso de su ego, su ‘yo’, porque será de la única manera de hacerse entender. Porque de lo ‘otro’, no se puede hablar, explicar con palabras.
Por lo que todo lo que se diga de algo que no sabemos lo que es, es un invento, una ilusión.
Hay otro problema: ¿quién dice quién es el sabio, el iluminado, el que está en nirvana, en samadhi? El que lo dice tendrá él también que estar, para poderlo saber. Y le pasa lo mismo, ¿cómo lo sabe que está, se lo ha dicho alguna autoridad, algún documento que lo acredite?
¿Nos damos cuenta, José Luis, de todo el absurdo de las palabras, concentos, ideas?
1125. Para comprender un problema en su totalidad, desde la raíz hasta su solución –si la tiene, si no la tiene ya está resuelto: sigue-, hay que verlo en el ámbito macro y micro. Todos los problemas que tenemos los hombres son de respeto, es decir de libertad.
¿Puedo amarte a ti, Gonzalo, sin dejarte libertad absoluta para que seas como quieras ser: muy exquisito en tus maneras o más rudo, rústico, desaliñado? Cada uno es como es: y hay que respetar cómo somos. Los pobres tienen sus maneras, que a algunos les molesta, los ricos también tienen las suyas, que también otros aborrecen.
La pregunta es: ¿por qué no quiero darte toda la libertad para que te vayas se te quieres ir de mi vida, para vivir en otra parte, con otra persona, etc.? Es por egoísmo, ¿no? Porque siento que pierdo algo que creo que es mío, la seguridad con tu presencia, tu colaboración, tú ayuda, mi dependencia de ti. Pero todo eso niega el amor, la libertad, el orden que genera.
La pobreza, los hambrientos que mueren a cada momento, son a consecuencia del desorden y la confusión en que vivimos. Y la manifestación de ese desorden es la ausencia, la prohibición de la libertad, que nos hace como máquinas, robots, ordenadores. Es decir, insensibles, indecentes, perezosos, hedonistas, indolentes, siempre persiguiendo el placer. De manera que las personas las vemos como algo que nos dan placer o no. Por lo que mientas vayamos en pos del placer van a seguir muriendo millones de personas de hambre, van a ver pobres y miserables que no tienen nada, al lado de donde hay de todo, donde es destruido, echado a la basura. Sin importarles esos seres humanos, porque no los vemos como tales, sino como una fatalidad que nos molesta para proseguir con nuestra vida hedonista, placentera.
Si hay libertad total, es cuando puedo mirar, ver la totalidad del problema de la vida, comprenderlo, ver por qué hay hambrientos que mueren ahora mismo, ver la desgracia de la miseria y la pobreza. Y si lo veo, lo comprendo, ese problema se ha acabado para mí. Porque no participo de la manera que provoca y genera la pobreza, la miseria: la insensibilidad, la falta de respeto, la ausencia de libertad.
1126. ¿Tú Gonzalo puedes ayudarme a mí si no estás a gusto conmigo? No podrás. Entonces, dejemos la soberbia, la vanidad, etc., y arreglemos nuestra vida para, ahora sí, ayudar a los demás.
¿Crees que todo lo podemos arreglar, que podemos ayudar a todos? Primero hemos de saber si los otros quieren que les ayudemos. Y después ver si de verdad podemos solucionar los problemas o no.
Insisto es preciso estar bien para dar a los demás lo mejor de nosotros. Y eso pasa por la independencia, la libertad. Es muy sencillo de ver. Pero has de darte cuenta de tus prejuicios, tu condicionamiento cultural, familiar, político, para comprender la importancia de la libertad, la compasión, el amor. Que no es precisamente ir por las calles de un lado a otro, de un país a otro, para hacer el bien. Pues sin orden, todo lo que hagamos -dar todo lo que tenemos, ayudar burocráticamente, sanitariamente, educacionalmente- será una continuidad de ese desorden. Será como si fuéramos bomberos, que por nuestras vidas desordenadas generamos incendios, para luego apagarlos.
1127. Es muy sencillo: más igualdad, más democracia, menos derecha cosa que ellos lo son hasta las cejas; libertad total para todos, todos los nacionalismos son iguales, lo mismo, por tanto igual derecho para serlo; no a la corrupción empezando por la pequeña, la que no se ve, la de cada uno.
Todo lo demás es la vanidad y el deseo de poder para sacar toda clase de beneficios. Aunque nos digan que el poder es un servicio a los demás. Y si es así, que se demuestre con hechos: libertad total, igualdad total, justicia total, reparto total, fin de las prebendas, beneficios de clase, casta, raza, religión.
1128. La decisión de no comer carne está motivada por la compasión por los animales. Sólo esa compasión y amor por los animales es lo que le da sentido.
1129. ‘¿Por qué el amor es la ley?’.
Porque el amor es lo que todo lo soluciona. Sin la ley del amor todo se reduce a palabras contra palabras.
1130. El estar colgado de amor, de felicidad, paz, no es el problema. Son los que ven que uno está colgado los que tienen el problema, porque lo critican, no lo entienden. ¿Por qué no lo entienden? Porque para entender algo, hay que pasar por esa experiencia, por ese algo.
Todo el problema está en tener todo el tiempo ese estado de paz, de felicidad, de amor. ¿Es eso posible? Si no lo es, todo lo que se diga del nirvana, realización, iluminación, del fin de los contrarios del ‘yo’, del ‘tú’, es un timo, una falsedad.
Creo que debemos de incidir en eso, José Luis, porque descartando lo negativo lo que queda es lo positivo, lo verdadero, lo real.