503. ¿Más aullidos todavía para deshacernos de nuestras neurosis, frustraciones, desencantos, si el mundo está ardiendo en todas partes con sus bramidos, ruidos, a través de la brutalidad, la crueldad, la violencia? Hagamos lo que hagamos es esa terapia que no nos cura, ya sea la música rock, pop, heavy, ya sean los partidos de fútbol, ya sean las subidas a las altas cumbres, ya sea la contienda de la política, ya sean los cantos espirítales, corales, todo es por el deseo, la necesidad de liberarnos de la amargura que la existencia lleva consigo.
Pero todo eso no nos sirve, porque en realidad no queremos ser libres de esa manera de vivir, no queremos pagar el precio de la libertad.
504. La presión si no encuentra un escape, un alivio -la inteligencia, aunque sea mediante una crisis, discusión, arrebato- va a generar una explosión con sus daños y consecuencias.
505. Ser fecundos, activos laboriosos, no basta. Hay que ver dónde podemos ir a parar. Al menos ser conscientes de ello. Para así ser libre de lo conocido.
506. El amor mata, porque ya tenemos una idea de lo que tiene que ser. Pero el amor, como lo nuevo, nadie sabe lo que es. Y ese no saber es la esencia de todas las cosas, la inocencia, la pureza, lo sagrado.
507. El hombre apasionado, cuando vive cree gustar del vivir, cuando en realidad de lo que gusta es de la pasión del vivir. Pero cuando la pasión no la manejamos, porque non somos conscientes de ella, entonces la pasión, el gusto, el placer, todo es lo mismo.
508. La idealización –tiene su raíz en la palabra idea- no se puede conseguir. Porque una idea no tiene una base real. Y por eso es que nos genera angustia, desesperación.
Sólo comprendiendo la realidad de lo que es la vida, cómo opera el pensamiento, es cuando vemos que los ideales, las teorías, son el juego de la ilusión, que es ignorancia.
509. Liberarse de algo, es acabar con el problema de ese algo. Y eso es tan rotundo y radical como la muerte. Sin esa radicalidad, permanecemos en el reino de las palabras, las explicaciones, la vanidad, el miedo.
510. La memoria sólo tiene sentido en el ámbito doméstico, científico, técnico. Para saber a qué hora sale el avión, cómo me llamo, la distancia que hay de aquí hasta allá. En todo lo demás, en lo psicológico, es un estorbo e impedimento.
511. En el caos está el orden. Que a su vez va a generar otro caos. De manera que esta dinámica de causa y efecto no tiene fin. Por eso, cuando el pensamiento deja de identificarse con él mismo, lo que genera, sólo existe el orden, la armonía.
512. La ilusión se genera cuando creamos el tiempo. Veo un pájaro, eso es real. Pero al instante siguiente quiero rememorarlo, pintarlo en un papel o lienzo, quiero escribir o hablar de ese pájaro que es el pasado. Y de ahí nos enredamos en la ilusión.
513. ‘Dale a un hombre una máscara y te dirá la verdad’.
O, no. Porque la verdad puede escocer mucho.
514. ¿Podríamos aceptar que hubiera libertad para poder llevar todos armas de fuego y podernos matar cuando se produce un enfrentamiento entre vecinos, compañeros de trabajo, entre las parejas? ¿Veríamos esa locura de las matanzas por todos, como algo asumible? ¿Habría más orden por esa justicia tan rápida y eficaz del que la hace la paga enseguida, la ley del más fuerte, hábil y frío en el manejo de las armas?
515. El orden es lo que nos hace que la vida sea más soportable. Perder ese orden es abrir la puerta de la ilusión, de las drogas, de las religiones organizadas, de la política, de las ideas y teorías.
516. Por tanto la cuestión es: ¿qué hacemos para que ese ‘yo’ cese en su actividad, desparezca? Aunque sea recurrentemente, que se va y vuelve, en una dinámica que al parecer no tiene fin.
517. La pasión cuando se convierte en fanatismo es cuando llega el apego, el aferrarse, el defender. Y ahí ya está el infierno.
518. Cuando llega la sabiduría todo se ve. Las desgracias y lo que nos agrada. Pero la sabiduría es tan poderosa que aniquila, destruye, va más allá de los problemas. Si no fuera así –pues no hay ‘yo’ que se agarre a algo- la sabiduría no podría ser, ni la hubiéramos mencionado nunc a.
519. Podemos estar abiertos para mirar en todas direcciones. Y eso que vemos, si seguimos con esa libertad, nos dirá qué es lo más adecuado para la vida.