146. Cuando se habla de libertad no hay límites, porque si no, no sería libertad. Pero esa misma libertad, que es amor, es la misma para todos. Y por eso, la libertad y el amor es lo más peligroso. Es decir, tú puedes hacer lo que quieras, pero yo también puedo.
Esa es de la única manera que podemos aprender: porque lo que hacemos es de primera mano, original, prístino, nuevo. Donde en cada momento, en cada acción está toda la energía operando, nos va la vida en ello.
147. El padre y el hijo, básicamente tienen la misma escala de valores. Pero eso no quiere decir que hagan lo mismo. Porque la escala, los niveles del mal y del bien, son infinitos. Pueden hacer lo mismo, pero a uno se le puede ver el mal y al otro no en ciertas circunstancias.
Un padre puede ser cazador –tiene cultural y psicológicamente esa estructura para cazar- pero el hijo no cazar nunca –aunque tenga la misma estructura mental-.
148. Para tomar una vista de dios, uno ha de estar dispuesto a morir, a no tener miedo a la muerte, ni a nada del devenir. Pues los creyentes han de asumir el: ‘Hágase tu voluntad’, sea la que sea por horrible que llegue. ¿Es este nuestro caso, o todo es palabrería, vanidad intelectual, el negocio del ego escondido?
149. Buscar el infinito es tan peligroso como cualquier otra búsqueda. Porque el infinito no se puede satisfacer, sí comprender. Sería tanto como participar en una prueba para ver quién escribe el número más largo. Cuyo resultado sería el absurdo: ya que ninguno de los dos podría vencer, pues al estar dentro del ámbito del infinito todo seguirá siendo infinito, sin conclusión, sin final.
150. ¿Estamos seguros de que algo se puede detener, por el mero hecho de quererlo, por un acto de nuestra voluntad? Muchas son las cosas que queremos, pero pueden o no pueden llegar. ¿Está solamente en nuestras manos? ¿No parece eso una vanidad, egolatría, un deseo fatuo?
¿Cuántas veces hemos dicho que queremos que se acabe la violencia, las matanzas, la guerra? Pero desde hace un millón de años somos violentos, haciendo la guerra, mistándonos unos a otros.
Por eso, primero hemos de ver por nosotros mismos –en nuestra propia vida, en nuestra manera de vivir de cada día- si es posible estar libre de violencia. Pues todos los problemas están relacionados entre sí, de manera que si dejáramos de ser violentos el problema del deterioro climático, ambiental, de toda la naturaleza, tal vez no existiría de la manera que existe ahora.
Ya que cuando no existíamos los seres humanos –o vivíamos en la naturaleza como los animales-, también en la tierra sucedían cambios climáticos –glaciaciones, sequias, incendios globales, terremotos, tsunamis, desbordamientos de las aguas de sus cauces naturales-.
151. Una solución sería publicar el escrito de manera que se pudiera copiar y pegar –no como está ahora, que no se puede- en el traductor de Google, de Bing, etc. Pues una traducción si es larga casi nunca es correcta, pero sí que nos podemos hacer una idea de lo que se pretende decir en el texto traducido.
152. Las casualidades siempre han existido. El que quiera convertirlas en supersticiones y creencias, ese es su problema, su libertad.
153. Podemos decir que todo es un círculo, una unidad, la totalidad, lo absoluto, etc., pero eso no tiene ningún valor si sólo son palabras. Uno tiene que vivir en su totalidad eso que se expresa en palabras, ideas, teorías, para que tengan sentido, sea verdadero.
154. Cuando tenemos una idea o teoría sobre algo, eso ya determina y condiciona su resultado: lo que nosotros esperamos, que es lo que queremos. Pero cuando nos damos cuenta de esa negatividad y error. Es cuando podemos decir: todo puede ser, como no.
Para ver si algo es correcto o falso hay que vivirlo en el ahora. Todo lo demás son especulaciones, el operar del pensamiento y su invento que es el ‘yo’.
155. Tener creencias, ideas, teorías, es una pérdida de tiempo. Porque toda las creencias, ideas, teorías, al no ser un hecho, las podemos tanto negar como afirmar infinitamente. De manera que pasan a convertirse en una superstición, una pérdida de tiempo, un entretenimiento, una huida del miedo que tenemos a la manera cómo funciona la vida.
Pero nosotros necesitamos los hechos, y no, no hechos. Y, ¿por qué son tan importantes los hechos, la realidad, lo que es, y no lo que me gustaría que fuera? Porque necesitamos el amor, la compasión, para poder vivir generando el menos daño a los demás. Y el amor, es la ausencia de división, de conflicto, entre la realidad, lo que es, y nosotros.
156. El problema está en que hay muchos que no les gusta la manera de vivir de los demás. Pero, esto es en doble dirección: al que le molesta un modo de vida es algo que le gusta a los demás -que dicen que lo necesitan-.
¿Tiene esto solución? Cada uno lo tiene que descubrir por él mismo.
157. La mentira se puede justificar, endulzar, hacerla no dañina, pero sigue siendo mentira. Aunque los enamorados, ciegos, llenos de deseo y pasión, no ven la mentira como tal.
Es como se dice: Carga a gusto no pesa.