Torni Segarra

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867. La serenidad no puede ser el resultado de un deseo, una técnica o método. Pues ese deseo de conseguirlo es el que genera la ansiedad, el estrés, la ausencia de serenidad.
 
868. No sólo el cuerpo tiene sus necesidades que hay que atender –si queremos seguir viviendo-, también están las necesidades psicológicas: que gane mi equipo de fútbol, mi partido político, la creencia en algo irreal que digo que es el cielo o el infierno, las necesidades de depender de un gurú, un maestro, un psicólogo, alguien que dice que sabe.
Por tanto, es más importante el hecho, lo que es, que lo que nos gustaría que fuera. Así que, si nos atenemos a los hechos, desde ahí es donde puede llegar la inteligencia, que es orden.
 
869. Todo eso nos lleva a la unidad de todo. Pues si al cuerpo no le prestamos la atención que requiere, se puede alterar, enfermar, y eso va a alterar nuestro estado psicológico de una manera negativa.
Por la otra parte, si desatendemos las necesidades psicológicas, vale decir no entenderlas, entonces eso va a generar desorden y confusión en nuestras vidas, y por tanto, el cuerpo va a sufrir malas consecuencias.
 
870. Pues ahí está el trabajo arduo de estar observando el movimiento del pensamiento, cada deseo, ver su recorrido hasta el final. Cuando tenemos esa atención para poder ver algo hasta su consecución, su final eso fortalece a la mente. Pues nos libera de eso que hemos visto nacer, crecer, expandirse, y su final, cese.
 
871. El sexo para que tenga su gracia -que no sea un acto meramente animal- no ha de haber  esfuerzo, brutalidad, tiene que salir por sí mismo como si fuera un encuentro, una donación de la vida.
Pues forzar el sexo, con la animalidad, genera el placer que nos lleva al dolor.
 
872. Si no estamos relacionados con el mundo, entonces estaríamos aislados del mundo donde vivimos. Pues vivir es relación. Ya sea que se viva en una cueva, solo, o en una ciudad.
 
873. Referente a lo de que puede que para algunas personas sea un hecho el que no existiese el yo, ¿es eso posible cuando sabemos que el observador es lo observado, es decir que todos formamos parte de la misma unidad física y psíquica, mental?
Renunciar a las necesidades, sería tanto como las hormigas, las avispas, etc., que se entregan a la muerte por salvar a las demás, al grupo de un peligro. Claro que ellas no deben de tener conciencia de lo que hacen. Como dicta la ley de la naturaleza: lo importante no es el individuo, sino el grupo: y todos están dispuestos a sacrificarse por el bien del grupo, de su existencia.
 
874. ¿Qué sucede cuando el pensamiento se ha aquietado, cuando sólo existe la mente con la consciencia y la percepción directa, cuando no hay nada más que esa percepción? No hay nada: ni alma ni espíritu, ni mente ni pensamiento, sólo percepción directa.
 
875. ¿Todo puede ser relativo? Psicológicamente puede ser relativo. Pero en lo físico: golpear con violencia, explotar a alguien trabajando para nosotros, causar daño a los demás para conseguir placer, ¿es eso relativo?
 
876. No se trata de suprimir el pensamiento, se trata de ir más allá de él. Es decir cuando la inteligencia está operando, el pensamiento no interfiere. Él actúa sólo en el ámbito físico, en el técnico y científico, doméstico.
 
877. ‘¿Qué es lo que tiene importancia conseguir?’.
Liberarnos de lo que nos molesta, de la amargura, del dolor. Si te aprietan unos zapatos, ¿por qué no nos hemos de deshacer de esa molestia, sufrimiento en los pies? Pero todos los problemas y desdichas empiezan ahí, porque ese deseo de alivio en el ámbito físico, corporal, al llevarlo al ámbito psicológico es cuando vienen los conflictos, los celos, disputas, envidias.
No me gusta como soy, quiero ser como otro que es más culto, afortunado, quiero ser una persona que domina los resortes de la vida, de la sociedad, sus maneras, etc.; soy de piel negra u oscura, pero me gustaría que fuera blanca. Pero claro, eso puede que no esté a nuestro alcance y es entonces cuando llega la división, la amargura del quiero pero no puedo.
 
878. Estamos encima de una gran o pequeña piedra, un grano de arena, encima de una motita de polvo. Y eso demuestra lo incapaces que son nuestras mentes para tratar de algo que no es doméstico, de ir por casa.
 
879. La necesidad es el orden. Después de la necesidad viene el capricho, el placer, el desorden, la confusión donde todo lo peor puede llegar como si fuera un castigo de los cielos. Pero el cielo sólo es una palabra que no causa ni lo bueno ni lo malo. Nosotros, como conductores, somos los que participamos de la responsabilidad.
 
880. Cuando entramos en la dinámica del más y más, ¿no está operando ya el ‘yo’, el ego? Volvemos a que el infinito no tiene fin. Es como si quisiéramos medir el universo y dijéramos: ‘Venga sigamos adelante que siempre hay algo que medir, y con ello como en todo viaje descubrir’. Pero ese más y más es el que genera el devenir, el que nos divide y nos genera todos los problemas.
¿Qué será lo que me dará la inteligencia para poder ver y comprender lo negativo y descartarlo? Pues si no hay comprensión la acción seguirá siendo confusa, desordenada.