193. La intención, lo que está más allá de las palabras y los hechos, es lo más eficaz para aclararlo todo.
Ahora falta que los demás lo perciban y acepten como válido. Es decir, que no estén tan desesperados que no perciben ni atienden a nada que no sea la defensa o el ataque ya sea violenta o no.
194. Ayer te vi cuando hablabas sobre los problemas de los políticos a la hora de gestionar los asuntos que requieren libertad o no. Gracias.
Cada situación nueva, cada reto que nos llega, es cuando nos vemos cómo somos en realidad, no como nos gustaría vernos. La libertad es una de las cosas que más se prestan a la confusión, y por tanto es cuando realmente se nos ve realmente quiénes somos. Para los políticos, como todo lo que dicen, se ha de ver que eso sea cierto o no. Y cuando proclaman que son libres, que quieren y la libertad, entonces es cuando se quedan desnudos ante los hechos.
Los políticos necesitan la ley, que ellos mismos han inventado y aprobado para que se imponga, y es ahí donde todo empieza a dejar de tener sentido y significado. Porque la libertad y su peligro es que nos iguala a todos, ante todo: tú tienes toda la libertad para hacer lo que quieras; pero los otros, también tienen esa misma libertad para hacer lo mismo. ¿Quién te puede decir que hagas o no hagas algo, decir que es amoral, que es negativo, que es un acto corrupto, si él proclama la libertad como bandera, como el remedio para todos los males?
¿Dónde está el freno, la línea para decir que lo que hacen los otros está bien o está mal? Y por eso, los políticos se arrogan la autoridad –que ellos dicen legítima por haber sido votados- para sancionar los que es libertad y lo que no lo es. Pero eso es absurdo, es el mismo juego hipócrita de siempre: ‘Yo sí que puedo hacer lo que quiera, pero tú no puedes’. Por lo que el desorden, el conflicto, la anarquía, es su consecuencia, que es la manera cómo vivimos: unos se mueren de hambre y otros tiran la comida a la basura, enferman por comer demasiado; unos hacen lo que quieren, roban, delinquen con su corrupción, pero se libran de la ley o la orillan, y otros por motivos nimios van a la cárcel y cumplen las condenas completas sin privilegio alguno.
Así que la libertad, es otra mentira. Pues la libertad la imponen los que mandan: ellos dicen lo que es y lo que no es libertad.
Por supuesto que cuando uno no está en el poder, no tiene autoridad, habla como te lo estoy haciendo ahora. Pero cuando uno llega al poder, con su partido político, entonces toda esa libertad total y absoluta se convierte en una dictadura.
La pregunta: ¿Puede alguien que quiere la libertad total y absoluta, tener algún poder político o de otra índole: familiar, tribal, fáctico, de género, sexual? No lo puede porque el que tiene alguna autoridad, ya tiene un esquema, una idea o teoría, un programa mental, de qué es la libertad, de cómo es o tiene que ser.
Por eso, la política no puede traer el orden. La política sólo puede traer ‘su orden’, que genera división conflicto, enfrentamientos, violencia y guerra. Pues a los otros, que también tienen su libertad, hay que reprimirles e imponerles la libertad que no es de ellos, sino de los que mandan. Y esa es la manera cómo vivimos: diciendo a unos que están errados. Y esos a los que se les dice que están errados diciendo que los errados son los otros.
¿Puede haber verdadera libertad, sin conflicto, sin división, sin agravio ni humillación ni ofensa, ni crueldad ni represión? Eso sólo puede ser cuando somos conscientes de todo lo que hacemos y descartamos todo lo que hace daño a los otros. De manera que la libertad es sin opción. Pues la opción es inmoral: Yo no puedo optar el hacerte daño o no.
195. ‘Olvidaras las penas, tendrás muchas alegría pero al final todito será una fantasía’.
Hemos de vivir con eso. Yendo más allá de todo eso, comprendiéndolo, ver que no podemos huir de ello, ni cambiarlo. Si no aceptarlo en su totalidad, de tal manera que eso nos contará su secreto.
196. ¿Puede alguien tener la autoridad para decir quién es un ‘Yogi’ –especialista realizado en yoga- o no? ¿Puede haber un certificado en el que se diga quién o no es un maestro yogi? Y, ¿quién le da la autoridad a alguien que dice que otro la tiene?
La material se puede medir, pesar, tocar. Pero lo psicológico, lo espiritual, está más allá de lo material, lo físico. De manera que nadie tiene una medida, ni un patrón para poder decir quién está liberado, realizado o no. O uno lo es o no lo es. O uno está realizado o no. No hay signos convencionales, que distingan. Ni un original con el que cotejar, contrastar, acoplarse.
Pues eso sería manejable, manipulable, se convertiría en un negocio, en algo mundano. Todo ello fruto del ego, del ‘yo’, divisivo, conflictivo, generador de desorden y confusión.
197. Nuestra tarea es liberarnos de la prisión del ego, del ‘yo’. Es decir, comprender todo el proceso de cómo funciona al el pensamiento. De manera que podamos relacionarnos con empatía, sin que se interpongan los nacionalismos, las religiones, cualquier idea o teoría. Para que así podamos relacionarnos con cualquier persona, y criatura viviente, ya sean las cercanas como las lejanas.
198. Hay algo que está muy claro: sólo puede llover de arriba a abajo –no al revés-. Y eso es la lógica. De manera que, los que actúan sin compasión ni amor, ofuscados por la rabia, y las ideas que los confunden, si no se liberan, seguirán así por los siglos de los siglos.
El odio, la rabia, el deseo destructivo, violento, quiere vencer, cambiar el estado de las cosas. Pero provoca justo lo contrario: la continuación y el incremento de la maldad, la confusión y el desorden.
199. Esperar que uno, o alguien, va a solucionar los problemas, ¿es eso inteligencia? Mientras exista la ilusión del ‘yo’ que se cree capaz de solucionar los problemas, seguiremos dentro del ámbito de los problemas. El hacer o no hacer, no soluciona los problemas.
Lo que soluciona los problemas es estar más allá de ellos, donde el ‘yo’ no puede operar.