1206. Para conseguir el poder uno tiene que querer conseguirlo, el precio no importa cuál sea. Al final lo que queda es lo que cada cual es. Por tanto, todo lo que diga uno de derechas el resultado será lo propio de la derecha pura y dura: todo para los ricos y poderosos. Y eso mismo, también se aplica para la izquierda, aunque en vez de que todo es para los ricos, lo es para los pobres, los menos afortunados.
1207. Todo empieza con la conciencia, percepción. Si no hubiera mente seguiría sólo habiendo conciencia, percepción. Pero al aparecer la mente, y desarrollarse, inventó el alma, el mal y el bien, la reencarnación, el cielo, dios, el miedo, la igualdad, la justica, lo bueno y lo malo, etc.
1208. Si lo damos todo, será por algo, ¿no? Cada cosa que hacemos tiene un motivo detrás consciente o inconscientemente. Dar nos puede proporcionar tanta dicha como el recibir. Por tanto, hemos de descubrir que hay detrás de toda donación, detrás de todo lo que se nos da, recibimos.
1209. La gente tiene tanto miedo a la vida y lo que ésta nos proporciona, que no nos importa ser falsos, mentir, ser hipócritas.
1210. Por supuesto, todos pisamos esta misma tierra que nos proporciona dolor, algunas alegrías. Nadie se puede escapar, huir, ya sea pobre, rico, feo o agraciado, culto, inteligente o no.
1211. El mayor problema que tenemos es el futuro, ya sea el inmediato, como el de mañana o el de dentro de unos años. Ese futuro nos corroe y destroza. Pues nos acelera pensando que no llegaremos a tiempo de hacer lo que queremos, ya sea importante o no.
Así que para vivir en el presente, también hemos de vivir con ese futuro que siempre nos acompaña, sin hacer un conflicto, una lucha con todo ello. Así que de una manera o de otra, siempre estaremos en el presente: que es el estrado de no división de la mente.
1212. El querer conseguir algo puede que sea alcanzado, conseguido. Eso no es un problema. Sino cómo lo conseguimos, de qué manera lo conseguimos, ese sí que es el problema. Pues según los medios, los materiales que usemos para conseguir algo, así serán sus resultados.
1213. Cada acto de la vida cotidiana es mi maestro y mi reto para poder liberarme.
1214. Lo que importa no es el reino de los cielos del futuro. Lo que importa, lo realmente importante, es cómo vivimos ahora, en este instante, cada momento: si soy idolatra o no, hipócrita o no, si estoy dividido de los demás, dispuestos a matar y a que nos maten.
1215. El significado es: mientras no comprendamos cómo opera el pensamiento todo lo que hagamos será la ansiedad, queriendo derrotar al tiempo, al devenir, al presente y al futuro.
1216. Con el conjunto de los eurodiputados, no. Hay unos que ya han dicho que no asistirán al encuentro.
¿Qué motivos tienen –prisa, urgencia- cuando ya han hecho demasiado: ponerse a los pies de uno en el que según ellos no creen?
Por lo que, ya sean hecho castistas -de la casta-. Y aún queda más por ver. Por lo que todo es una mentira, un engaño.
1217. Por nuestros actos -no el blablabla- nos conocerán.
Solamente lo siento por aquellos a los que han traicionado, para los que se han convertido en falsos traidores, rastreros como lacayos, siervos de su señor.
Ahora esos que han sido traicionados se lo tienen que hacer ver de la manera más clara posible: no votándolos.
1218. Lo importante no es ganar. Lo importante es cómo se gana, qué precio hay que pagar para ganar, triunfar, vencer. Por eso, toda la palabrería barata, petulancia académica, poses y mentiras, engaños y traiciones, hacen de una victoria realmente lo que es: un acto de brutalidad, crueldad, violencia.
1219. No se fíen de esos charlatanes, deseosos de ganar, de engrandecer su vanidad, su egotismo, de abundante dinero. Pues todo lo que dicen tiene el valor de la nada. Pues todo está supeditado a un único plan: conseguir el poder y permanecer en él a cuesta de lo que sea: sus parientes, amigos, compañeros, los que les siguen y votan.
Ya sé que todos hacen lo mismos. Pero ellos dicen, venden, lo contrario: que no son casta política -corruptos e inmorales-.
1220. Por supuesto, hay un momento en que el mismo ‘yo’ se da cuenta que no sirve para resolver los problemas. De manera que el parloteo de la mente cesa.
Llegar ahí es cuestión de suerte, de la misma manera que cuando uno despierta ante la belleza de todo lo que existe.