5497. Lo que determina que algo es correcto o no, es si nos trae el orden. Este orden llega cuando la atención con lo que estamos haciendo, u observado algo, es total. Es decir, que el mismo acto de ver el desorden, con todo su dolor que genera, y la acción, la respuesta es lo mismo. No hay división entre el ver y el actuar.
Entonces, está el problema cuando alguien dice que, sin control mental, del deseo, etc., podríamos hacer toda clase de tonterías. Pues sí, podríamos y las hacemos. Pero es de la única manera de aprender de primera mano, sin tener que obedecer o aceptar lo que dice el psicólogo, el psiquiatra, los maestros, los gurús, los salvadores ya sean políticos o religiosos, haciéndonos repetidores, de segunda mano, siempre mirando el pasado, lo que se dijo en él. Además, ellos también están confusos, viven en desorden.
Es decir, cuando hacemos algo a esa intensidad y atención y vemos el resultado que es negativo. Esa experiencia dolorosa, queda instalada dentro de nosotros, y entonces eso es nuestro y nadie no los puede quitar -¿qué tiene más valor la explicación de que cuando cojamos un cazo muy caliente nos va a quemar o el hecho de tocarlo y apartar la mano en el mismo instante?-.
Diciéndolo de otra manera: en el caos está el orden, que a su vez pronto o tarde va a generar su propio caos y su respuesta. Y así hasta el infinito.
5498. Si no se presta atención a lo que estamos haciendo, tenemos entre manos, llega el desorden con sus infinitas maneras incontrolables, ya sean importantes, muy importantes, o no.
La vida es implacable tanto para generar más vida, felicidad, gozo, alegría, cómo para generar dolor, malos rollos, problemas, situaciones que van contra la vida. Aunque en ambas situaciones, ahí está operando el orden, ya sea que nos guste o no.
5499. Cuando llega el amor, no hay pérdida ni beneficio. Sólo está el fluir de la vida, como una sucesión de situaciones todas relacionadas entre sí. Donde no hay pérdida o ganancia. O si las hay, estamos más allá de ellas.
5500. No seamos hipócritas, llegado un momento puede que tengamos que hacer la guerra, aunque sea en el hogar, en el trabajo, con el vecindario.
Hay quienes no quieren pagar los gastos del ascensor y limpieza del rellano y la escalera. Y no paga. Y no paga, por mucho que se le diga que eso es injusto, es de necios, es de descarados. Pero no quiere pagar los meses que debe. Y entonces estalla la guerra: se le denuncia por impago de las cuotas mensuales del edificio donde vive para la limpieza general.
De manera que cuando el que no quiere pagar se entera, se va abalanzar contra los vecinos que todos acordaron llevarlo ante el juez.
¿Es eso guerra o no? Que si desarrolla sin poder detenerla, va a venir el conflicto con violencia y puede que la muerte.
Así que la vida y la guerra, la violencia, son lo mismo. Y es con eso con lo que tenemos que convivir, gestionar ese problema como otro cualquiera. Porque todos los retos, todos los problemas, llevan en sí la guerra.
5501. La vida se compone de bien y de mal. El bien parece que en principio es agradable, no molesta. Pero con el paso del tiempo eso que parecía bueno, se torna en malo. Y al revés, pasa lo mismo con lo malo: que puede convertirse en no malo; es decir, abrirnos la inteligencia -por ese mal, daño, sufrimiento, etc., que nos causa-.
Lo que quiere decir, que siempre estaremos expuestos al mal, a lo negativo, a lo inadecuado. Y por eso, hemos de estar siempre alertas, atentos a todo lo que sucede dentro como fuera de nosotros.
5502. La palabra prohibido qué mal suena, es autoritaria y brutal. Es mucho mejor sugerir, informar, aclarar. Las palabras parecen inocentes, por tanto usarlas, pero no lo son.
Si uno está solo y busca a una persona para convivir con ella -si están de acuerdo las dos- ¿dónde está el problema? Alguien cree que la vida, que es relación, es un jardín de rosas en primavera.
5503. ¿Qué es mejor orar, o tener limpia tu vida? Sin tener paz no podrás orar. Y la paz no llega sin la limpieza de tu vida.
5504. La caridad, ¿no es amor? ¿Y el amor caridad? Hay un eterno dilema: si el amor es caridad -vivir con lo justo, austeramente-, que genera orden, ¿para qué hacer grandes y espectaculares obras, instituciones, fundaciones para hacer caridad?
Cuando vivimos en desorden estamos quitando la comida a los hambrientos que van a morir ahora mismo o luego, a millares. Y, por ese desorden, estamos maltratándolos con la pobreza para que sean pasto de todas las enfermedades, maneras de vivir a la deriva, ya sea en soledad, en medio de la calle, o en una pobre y sucia habitación o casa.
Así que el reto es una vida de orden, que cada cual se tiene que descubrir, pues mi orden no es el tuyo ni el de otro. Porque si nos impusiéramos el orden unos a otros, eso seguiría siendo el mismo desorden de siempre.
5505. El problema está en que si el sufrimiento es demasiado perturbador, vamos a la deriva. Y no hay manera de ver la luz que nos alumbre, ya que sólo somos como un tronco a la deriva arrastrado por la corriente del río de la vida. Que el destino de cada uno le dará lo que quiera. Por eso, la suerte también ha de estar presente en nuestras vidas, para poder seguir viviendo, y que sea de la manera menos dolorosa.