Torni Segarra

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 2262 . El camino es la vida misma, el camino o sendero es nuestra vida y los retos que nos llegan. Y ahí es en realidad cuando nos vemos cómo somos, y no como me gustaría verme: según la opinión de un libro, la opinión del que dice que sabe, del maestro, del gurú, del único salvador.

 

 

 

2263. Somos unos en el amor y en todo lo demás. Porque la unidad no hace distingos. Y por eso el amor es la cosa más peligrosa que hay, porque nos deja ciegos, sin ley, donde se ven por igual la víctima y el verdugo -o lo que es lo mismo: no hay ni víctima ni verdugo-.

Si lo aceleráramos todo, todas nuestras acciones, veríamos lo rápido que pasamos -o hacemos- de verdugo a víctima. Esa unidad indivisible es la que hace que la naturaleza funcione: uno come a otro, y el que ha comido a otro, a él también se lo comen. Es decir, todos dependemos de todos, ya sea que lo veamos o no, nos guste o no.

 

 

 

2264. Si hubieras empezado por el final, la última frase: ‘Para »IR a Donde No SE SABE…hay que Ir… POR DONDE NO SE SABE». Te hubieras ahorrado las molestias de lo que has escrito -a no ser que goces de hacerlo-.

La Iniciación, al igual que la Iluminación, la Liberación, etc., tienen el mismo problema: que ha de haber una autoridad que sancione -apruebe o no- lo que nadie sabe lo que es. Pero unos se arrogan la autoridad, por lo que todo es como un juego infantil. Es como si un ciego, que no ve, dijera a los otros ciegos, yo sí que sé llevaros a donde queréis ir.

Es decir, al no ver visto, al no habernos dado cuenta, de que tanto el que dice que sabe como el que no sabe es lo mismo, es absurdo toda propuesta. O lo que es lo mismo: ¿es el pensador diferente del pensamiento o son la misma cosa? Es un fragmento del pensamiento el que se erige en autoridad y dice que él sí que sabe. Pero como son lo mismo, vivimos en la ilusión de que somos diferentes: personas santas, que saben, y otras malas, que no saben. Por lo que vivimos generando división interna. Y lo menos santo que hay es ser divisivo, contrastar y cotejar la realidad, como somos. Pues esa división, etc., no deja que lo sagrado, que el amor pueda ser.

 

 

 

2265. Dios no puede ser burlado ni tiene la necesidad de serlo. ¿Por qué queremos poner a dios en los ámbitos de los humanos, con su dualidad, contradicciones, con el bien y el mal? ¿Se puede inventar a un dios, a los dioses? No porque el resultado son los dioses absurdos, incomprensibles -pues consienten los terremotos, las hambrunas, las guerras, las matanzas de mujeres por los hombres, las terribles enfermedades-.

El dios nuestro no tiene nada de dios, pues al ser nuestro invento es de nuestra hechura, modelo, como si fuera un dios de diseño exclusivo para nosotros.

 

 

 

2266. Carmen, lo que molesta es lo negativo, y por eso lo percibimos para descartarlo. Lo bueno no podemos ir hacia ello, porque el astuto ego enseguida inventaría coartadas para ir él; ya que él sólo quiere estar seguro que es lo que le genera placer. Y por eso cuando negamos lo que creemos que es bueno, el ego, el ‘yo’ -que es lo malo- no puede operar. Y entonces, lo que llega es el orden que no es tuyo ni mío ni de nadie. El problema es la división interna  Y el ego, el ‘yo’, son la misma división, ya que son el producto de la mente divisiva.

 

 

 

2267. Para Francisco Granell Trias, Profesor emérito. Departamento Derecho y Economía Internacionales.

Ayer leí en…, tu escrito ‘¡Preparen sus alhajas!’.
También hago una miradita de todo lo que publicas,
Y casi con tu afán -odi
o– de destruir el sentimiento de libertad e independencia, no tienes vergüenza de mostrarte como inculto y grosero, inventor de quimeras.
Nadie sabe nada hasta que llegue lo que tenga que llegar.

 

 

 

2268. He leído tu escrito de ayer, ‘Conversos’.
Malo, muy malo
Desde hace veinte años que veo tus artículos en… Y respecto a los de hace unos quince años, me atrevo a decirte que estás quemada, amargada, tienes rabia.
Si pudieras salir de donde viv
es y alejarte de todo lo cotidiano tuyo: los problemas que todos tenemos, tal vez no te harían tanto asco, tanta rabia y odio.