5889. Eso hasta que no llegue la hora de despertarte no sabrás si es alguien que valga la pena o no. Pues, la realidad es cambiante, caprichosa, ingobernable. Y donde todo se ve agradable y favorable, puede cambiar a desagradable y pernicioso.
5890. Los estados de conciencia que nos parecen perfectos, ¿lo son? No lo son, porque se van y vuelven, recurrentemente. ¿Podemos estar en ese estado de conciencia más allá de los opuestos, del mal y del bien, donde no hay enemigos ni amigos, sino que vemos a todos por igual? Eso se tiene que ver, no especular con ello; porque la especulación es una pérdida de tiempo.
5891. Somos la conciencia, la percepción, y los que nos resistimos o nos entregamos a la realidad de la vida. Lo que hay antes de todo, y lo que habrá después de todo, no lo podemos saber.
5892. Queremos, necesitamos, hechos y no palabras. La palabrería nos distrae de la realidad con especulaciones, con proyecciones, yendo al futuro o volviendo al pasado. Por eso toda ayuda a de ser ahora. Más si se trata de dioses, ya digamos que son los bueno o no.
5893. Estamos obsesionados por la seguridad, pidiendo ayuda a ese invento que llamamos dios. Si fuera un dios de verdad -todo amor puro; todo poderoso-, ¿por qué no habría que solucionar nuestros males? Y para ello, no tendría que haber creado el mal. Tendría que haber sólo el bien, que la vida y la tierra fueran un paraíso. ¿Es eso posible? Eso solamente son cuentos para niños que se hacen mayores.
5894. Pedir lo imposible no es un acto de la inteligencia. Si en vez de pedir, investigáramos, inquiriéramos profundamente, nos daríamos cuenta que hay de real o no en nuestras peticiones, creencias, que es nuestro condicionamiento.
5895. Lo malo de las mentiras sobre las promesas, hasta que no se gane el poder, no podemos saber si lo son o no lo son.
5896. Las palabras, lo que decimos, no son hechos. Son como una alucinación que no podemos saber si serán ciertas o no.
5897. Ayer leí tu escrito, ‘¡Ellos!’ el diario…Gracias.
Una pregunta: ¿Esa valentía y defensa de los terroristas, también las tenías, o tienes, con los terroristas de ETA? No estoy en contra de tu escrito, solo quería que supieras dónde estamos. Como siempre estamos jugando al juego del miedo. Y en el miedo no puede haber amor.
Respecto de los que se dedican a hacer obras de caridad, ¿no crees que cuando cogen excesiva fama y notoriedad, todo se vuelve en un trabajo burocratizado, en un espectáculo, en una vanidad? Y, ¿dónde queda ahí el amor?
Si me lo permites, voy a contarte un cuento: iban dos demonios por la calle y uno encontró por tierra a la verdad, como si fuera una moneda, y dijo: ‘Qué mala suerte, mira aquí la verdad.’ Y el otro demonio le dijo: ‘No te preocupes, ahora el organizaremos.
5898. Se puede manejar dinero y no ensuciarlo. Todo depende del que lo maneje. El que es corrupto -ladrón- encontrará la manera de robarlo. Pero, el que no es ladrón, aunque se lo pongan en sus narices, no lo tocará.
5899. Para no trabajar solamente a favor de los ricos ladrones, hay que ser muy hombre, honesto, transparente y con dignidad. Pues, como todos queremos más, el rico ya tiene el camino hecho desde siempre para ir a por el dinero, pues él sabe dónde está y cómo robarlo -como si no fuera ladrón, pero diga lo diga, sí que lo es-. Y el pobre, siempre a remolque con su pobreza. Pero hay algo que no hay que olvidar: hay que vivir austeramente, sin despilfarrar, porque así seremos honrados.
5900, He leído tu entrevista en el diario… Gracias.
Por último, quiero decirte que no me has decepcionado: eres un espabilado, con capacidad para sobrevivir, y sacar dinero de donde sea y como sea. Y, tal vez, ahora has encontrado el maná. Aunque en un principio, la política parece que sólo dé gente que se arrima a ti para pedir cualquier cosa, a larga da muchos beneficios. A menos que uno sea honrado, incorruptible, sepa vivir con poco y no quiera vivir de otra manera.
Si no es así, la corrupción, la inmoralidad, la ladronería, te devorará como a la mayoría. Con afecto.
5901. La revolución del amor comienza cuando uno es consciente de todo el dolor que hay que generar para poder sobrevivir. Y cuando llega esa consciencia de todo lo que sucede, que no se puede cambiar, entonces uno si quiere, al ir más allá de lo que es la vida, nuestra manera de vivir, puede reírse de lo absurdo que es todo.
5902. La trampa es que siempre hay algo que aplacar. Por mucho que aplaques siempre quedará algo más. ¿Qué hacer, pues? Ver la trampa del devenir, del más y más que no tiene fin. Y así nos daremos cuenta de toda la maldad que generamos, aunque nos creamos que somos tan buenos, beneficiosos, agradables.