309. Las disputas, luchas, peleas, es de lo que más disfruta la casta política. Puede que sea un rasgo de herencia familiar o cultural. Porque, para llevar esa vida de enfrentamientos en los juzgados, de declaraciones y contradeclaraciones, hay que tener la mente acostumbrada para poder soportarlo.
El mero hecho de participar en una campaña electoral con todo el circo de acusaciones a los adversarios, de promesas, y el desenfreno que todo espectáculo proporciona, es la muestra de lo que es la casta política.
310. Cuando nos damos cuenta que nosotros sólo podemos participar, cooperar con esto que llamamos vida, es cuando tenemos paz. Porque ya no queremos ser el actor principal. Si no que somos los testigos de algo que está aconteciendo: nuestra vida. ¿Podemos alterar nuestro destino, cambiar la manera cómo vivimos? Y al final está la muerte, el fin, el final de todo lo que somos, de nuestras propiedades, de la ropa, de todo.
311. Nosotros sólo podemos sembrar. El que podamos cosechar es ya no es cosa nuestra. Así que uno sólo puede dejar abierta la puerta para que llegue lo que tenga que llegar.
312. Los que mandan de nuestros cuerpos son las glándulas. Y éstas están supeditadas por el calor o el frío de las estaciones y ciclos de la naturaleza.
Por eso, aunque los astros inclinan y obligan, ¿podemos no arrodillarnos ni esclavizarnos a ellos?
313. No es cuestión de la edad, es cuestión de ver. Algunas personas dicen: ‘Ya tengo mucha edad y a mí no me engañan, ya sé lo que tengo que hacer’. Pero la mayoría no cambia por la edad.
Por otra parte es un tópico, una ilusión, creer que los niños son inocentes, sin mal. Lo que sucede es que no lo tienen desarrollado, porque sus retos todavía no son arrebatadores.
314. El estar encajado en esta sociedad, el tener éxito, no es nada glorioso. Pues esta sociedad es corrupta, inmoral, se basa en el esfuerzo brutal, cruel. Por lo que, por la fuerza de los hechos el triunfar, el tener éxito, ha de ser por medio de la corrupción, de la inmoralidad.
315. Para ser lo que tengamos que ser tienen que mediar toda clase de factores para que así sea: familiares, ambientales, culturales, raciales, económicos, corporales, etc. Pues cada cosa que somos, cada rasgo, nos dirige hacia una determinada acción, actitud.
Muchos niños quieren ser lo que sus padres o abuelos, tíos, etc., han sido. Porque lo han visto desde siempre, han participado de ello de alguna manera gozando como si fuera un juego.
316. Sólo depende de las ganas de vivir. El que tiene apetito por la vida, todo lo encuentra soportable, sea lunes o sábado, laborable o festivo, lluvioso o con un sol que todo lo baña de luz y esplendor.
317. ¿El aburrimiento no termina cuando también termina el plan que nos hemos impuesto en la vida: cada vez una nueva y más excitante experiencia, llena de emociones que nos dan placer?
Pero cuando no hay plan, no hay una idea de cómo voy a pasar el día, la tarde o la mañana, se abre todo un panorama nuevo, lleno de sorpresas. Pues lo que antes, con el plan trazado, nada tenía sentido, y era aburrido, ahora todo es reconfortante, familiar, cariñoso. Donde el valor de las cosas ya no es el mismo: lo que siempre tiene mucha importancia no tiene ninguna; y lo que no le prestamos atención, porque no le damos importancia, se vuelve algo que tiene el magnetismo necesario para hacernos vibrar de felicidad.
Ya sea que leamos algo que nos parecía vulgar y sin importancia, o una relación con cualquier persona, todo adquiere un sentido y significado sagrado cuando vamos más allá del proyecto que trazamos de cada día para no aburrirnos. Pues cuando morimos a lo viejo y repetitivo, al pasado, es entonces cuando llega lo nuevo con su frescura, agilidad y sentido.
318. Toda la materia –incluido el cuerpo- forma parte de la alimentación de toda la vida de la tierra –bacterias, animales, plantas, hongos, etc.-. Por lo que no importa quiénes están en la cumbre de la cadena alimentaria: todos nos comemos y somos comidos por los demás. La cuestión es el tiempo de cómo sucede este proceso.
319. El desconectarse, el des condicionarse, implica la libertad de lo conocido, de los que dicen que saben –maestros, gurús, líderes-, implica la libertad del establishment. Y eso implica la soledad, el estar solo –no aislado-.
Por eso, uno ha de tener toda la fuerza de un volcán que no lo deja vivir, para descartar en un solo instante toda la vida de superficialidad, de vulgaridad, que es vivir atrapado, conectado, condicionado.
320. El problema de la dominación es el problema de nuestra herencia de nuestro pasado animal. A nivel individual es un problema que se puede resolver con facilidad. Pero cuando ese problema de dominación abarca a todo un país, un bloque, una religión organizada, es cuando la solución es más complicada y peligrosa.
Ya que el conflicto que se ha creado no ha sido cosa de unos días, sino que ha habido un plan diseñado a lo largo de mucho tiempo, muchos años, para que esa necesidad de dominar a los demás, un país, un bloque, sea posible.
Pero, el país que se siente atacado, que va siendo dominado, va a responder de la misma manera. Por lo que el peligro de conflagración, de violencia, de guerra, siempre está ahí. Es decir, vivimos siempre en guerra, aunque a veces sea de baja o alta intensidad.