Torni Segarra

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728. En el amor no hay bravura, valentía, imprudencia, el ser intrépido, es el más absoluto abandono de toda la mundanalidad.
 
729. Antes que nada, disculpa la tardanza en responderte. Pues he estado unos días ocupado sin atender esta aplicación de mensajería.
Lo importante no es lo que yo crea o no sobre lo que hay que hacer en la vida. Eso lo has de descubrir tú, Alex. Pues el que alguien te diga lo que tienes que hacer tiene muy poca importancia y valor. Porque sólo lo que uno ve de primera mano es cuando ya es de él; y se queda dentro de él para siempre.
Si tú vas con una persona joven por la calle, y veis a una persona necesitada, que está pidiendo limosna, si le dices: ‘Cuando veas a alguien necesitado, dale algo’. Y le dais algo, eso si no es comprendido, viendo toda la urgencia de la necesidad, la compasión, todo el dolor que hay ahí en ese pedir, tiene muy poco valor.
Porque la próxima vez que esa persona joven vaya sola y se vea ante ese reto, que es el que una persona desafortunada le pida algo, si no lo siente dentro como si fuera él mismo, no tendrá bastante energía para acercarse al desafortunado y darle algo de lo que necesita.
Respecto a lo que te envenena el alma, has de tener presente que el pensamiento –el alma- es como el estómago, que según lo que le demos se puede irritar, hacerle algún daño. Y de ahí envenenarnos. Por lo que volvemos al principio: has de descubrir si lo que comes o ingieres –la cantidad, la clase de alimentos, bebidas, drogas, etc.- es perjudicial para tu estómago, en este caso tú alma –tu psique-.
 
730. Antes que nada, disculpa la tardanza en responderte. Pues he estado unos días ocupado sin atender esta aplicación de mensajería.
Mercedes, aprecio tu capacidad de cooperar para ofrecer algo interesante, sugerente, alejado de la vulgaridad y la banalidad.
Eres muy amable.
 
731. No sé quién eres, pero voy a responder a tu comentario que me has enviado.
El dolor es lo más vulgar en el hombre, ya que todos lo experimentamos queramos o no. Está el dolor psíquico, la angustia vital, existencial, la depresión, los diferentes síndromes de abstinencia que sufrimos cuando algo a lo que nos hemos acostumbrado se nos es negado, quitado. Y ni los gurús, ni los psiquiatras, psicólogos, budas, ni mesías y salvadores, santos, especialistas, etc., lo pueden  quitar. Solamente cada cual se ha de enfrentar a ese dolor que es común  a toda la humanidad. En realidad no es el dolor de uno –ni tuyo ni mío ni de otra persona- es el dolor de la mente global, universal. Y por eso, no se puede quitar. Podemos ir más allá del dolor, sin huir, haciéndonos una totalidad con él, sumergiéndonos en él. De manera   que el dolor ya no es esa cosa tan horrorosa.
 Finalmente siento decirte que el dolor físico, ni tú, ni  nadie ni nada lo pueden quitar. Sólo las potentes drogas, que se usan en medicina para paliar el dolor lo pueden quitar durante un tiempo.
 
732. Cuando más sepamos –esté la inteligencia operando- menos explicaciones necesitamos.
 
733. La ilusión de que podemos derrotar a la vida con la medicina, los viajes, la religión, la política, nos confunde y no nos deja ver la realidad de lo que es la vida: la absoluta inseguridad.
 
734. El odio, la sed de venganza, la violencia, la pena de muerte, genera más de lo mismo. Dicen que con la venganza las familias de las víctimas descansan y se sienten aliviadas, mejor. Pero todo eso es muy superficial, como una rabieta infantil que no soluciona nada, los problemas.
 
735. La verdad absoluta en el ámbito psicológico, espiritual, no existe. Pues el bien y el mal son interdependientes, interactúan, donde uno no puede ser sin el otro. Y esto es lo que hace que la vida sea vista como una locura, como algo absurdo, para los que no ven esta interdependencia.
Cuando llueve hay una bendición para los que necesitan agua, pero es una desgracia para los que les molesta. Y eso mismo pasa en la guerra: el vencedor cree que ha sido preciso ser violento, cruel, asesino, para imponer su orden. Ya que sin su orden no podría vivir, sería derrotado, aniquilado. Pues el vencido, si hubiera podido hubiera hecho lo mismo para vencer: asesinar.
 
736. Sí. Pero el dilema es muy dramático: o mato o me matan. Con todos los problemas morales, sociales, etc. Pues los vencedores parecen satisfechos pero internamente no lo están, ya que han participado en actos de mucha crueldad, matando con toda naturalidad. Y por eso ponen un manto de silencio, censuran toda versión de esa crueldad si no va a favor de ellos.
Por lo que la solución del enfrentamiento, la guerra aunque creamos que es defensiva, no es la solución, ya que no resuelve los problemas. Pues ese daño que se hace al vencido, a sus amigos, parientes, a los simpatizantes, no van a estar quietos, desean venganza de una manera o de otra. Por lo que siempre se vive en un estado de guerra, que es como vivimos -aunque a veces parece todo tranquilo y en paz-.
¿Qué haremos ante el peligro que está ahí, muy cerca, de que nos quieren destruir, matar? No lo sabemos. Lo que sí que sabemos es la manera de evitarlo: descartar de nuestras vidas todo lo que es motivo de división, fragmentación, conflicto. Y cada cual lo tiene que descubrir, ver con toda claridad que de ello depende la vida o la muerte.