346. La vida es como tener bajo la cama a una serpiente a la que hay que estar siempre atento a ella.
347. ¿Podemos eliminar de verdad a alguien o lo hemos de comprender? El problema entre las personas está en la división interna que tenemos. Así que comprendernos, comprender nuestra división, es comprender a todos los demás. Pues todos tenemos básicamente los mismos problemas.
348. Sara. Esa caridad que digo, también podría decirse ayuda, colaboración, es la que los organismos del estado encorsetados por las leyes no pueden solucionar un problema dado. Si alguien que tiene esposa e hijos está en el paro y no puede atender las necesidades de su casa, y otro que tiene de sobra y quiere se hace cargo de darle el dinero sobrante.
Es decir, el Estado con toda su estructura burocrática no puede atender a todos los necesitados. El Estado, y las instituciones, generan cierto orden, pero no lo puede abarracar todo. Por eso, cada cual si quiere, tiene la oportunidad de ayudar a los que nadie les puede ayudar.
349. Jiddu Krishnamurti, como todo maestro, gurú, tenía explicación para todo. En cuanto al problema de la división, él decía: ‘La división es ilusión, pues el observador es lo mismo que lo observado’.
Y para los que le podían responder, que así y todo, la división persistía, JK les decía: ‘Hemos de ir más allá de la división’.
Pero todo eso no era su invento. Todo eso que dijo –y han dicho los budas, los santos, los mesías, los salvadores- siempre está ahí para el que puede y sabe verlo, comprenderlo, vivirlo de la manera que sea.
350. El problema que tenemos los hombres es que creemos que somos diferentes de los demás. Creemos que somos más buenos. Y que los otros son los malos, peligrosos, que nos pueden hacer toda clase de daño y destruir. Y esa es la ilusión en que vivimos. Pues cada cual actúa respondiendo según las circunstancias, los retos que nos llegan.
Nosotros las personas no somos quienes pretendemos ser: tenemos la parte animal dentro de nosotros. De manera que estamos condicionados por el miedo, la inseguridad, por la pérdida de lo que tenemos; es decir, tenemos miedo que los que creemos que son diferentes puedan dominarnos, invadirnos, hacernos sus vasallos. Y cuando eso llega a los extremos motivado por una grave crisis económica, una hecatombe natural, donde lo básico se pone en peligro, es cuando hacemos actos crueles, violentos, criminales, matando de una manera planificada, en masa.
Pues el dilema que se impone es: o ellos, los que me quieren destruir, invadir, matar, o yo. Por lo que, la bestia ya está actuando de una manera natural, normal, porque ve que es su necesidad. Es decir, actuamos como los animales que parecen indiferentes a la hora de matar para sobrevivir.
Ahora mismo el EI –el Estado Islámico-, tiene esa actitud que parece indiferente ante la vida de los que ellos ven como sus enemigos: mata, invade, impone su ley que es su religión. Los que se pueden defender –Occidente- también tienen sus maneras de matar, de destruir, mediante su superioridad armamentística.
En Palestina, sucede también el horror de la dominación de unos contra otros, que se matan mutuamente, acusándose siempre al otro que ven como su enemigo a destruir, eliminar. Por lo que la brutalidad y la crueldad, los asesinatos, la guerra, es algo cotidiano.
¿Qué podemos hacer para que ese horror que parece no tener fin –hacemos lo mismo desde hace cien mil años- no sea, no siga? Podemos hacer poco. Solamente, cada uno ha de vivir de manera que los agravios, las injusticias, la inmoralidad y la corrupción, no sea algo cotidiano en nuestras vidas.
351. ¿Cuántos años estuvisteis comiendo el coco con un programa basura? Había quienes te aguantaban. Y parecíais la mayoría, patéticos, de mal gusto, superficiales.
No quiere decir que no te quejas, pero te lo recuerdo para que no te olvides que todos somos iguales: nacionalistas grandes o pequeños. No hay salida en estos momentos: hay que optar por unos o por otros. O callarse, estar al margen, ser indiferente –si se puede ser-.
352. Los perros que viven con nosotros, saben que dependen de nosotros. Por lo que nos han hecho el macho o la hembra alfa –el jefe-. De manera que nos ven como un tesoro, su maná. Y cualquier animal, incluido el hombre, está atento, vigila, defiende, se entristece si se pone en peligro, etc., ese maná que tiene.
Los animales no tienen el sentimiento de afecto puro –nosotros tampoco- que pretendemos tener. Sólo es una estrategia de sumisión, de disimulo, para poder conseguir lo que más se nos exige: el sobrevivir. Y por ello, hacemos todo lo que hacemos, convirtiendo la vida –como siempre lo ha sido- en un negocio para poder sobrevivir de acuerdo con nuestra programación, condicionamiento.
353. Pero esa libertad, esa ausencia de corrupción, de deshonestidad, de explotación e injusticia, primero ha de pasar por nosotros. Somos nosotros los que hemos de vivir de esa manera. Porque si no lo hacemos, todo es una mentira, una falsedad, todo un absurdo.
Pues todo lo que hagamos será una continuación de lo viejo por otros actores. Y por eso se les dice a los que llegan al poder sin haber cambiado sus vidas: ‘Son los mismos perros, pero con distintos collares’.