Torni Segarra

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354. En la huida de la realidad se genera confusión, al dividirnos de eso que huimos. Pero como la huida de lo que es, de esa realidad que me es insoportable, prosigue en el tiempo, inventamos a la religión, y a sus dioses, toda clase de ideas y teorías supersticiosas, fantasiosas. Es entonces cuando nos entregamos a los líderes, los mesías y salvadores, los gurús y maestros, los psiquiatras, psicólogos, etc. Pero en todo eso, que es la huida, no hay inteligencia. Pues sigo sin confort, mi vida es una constante fricción.
Pero si somos afortunados y comprendemos que en la huida no hay solución para nuestros males, entonces es cuando hay una posibilidad de ir más allá del dolor que genera la fricción entre lo que es, la realidad, lo que yo quiero, y lo real, lo verdadero.
 
355. ¿Qué problema hay cuando nos cansamos, nos agotamos, y nos rendimos? No hay más cera que la que quema. Y cuando se empieza algo, tiene que venir el final. Que no es el final sino una transformación para que todo siga siendo: para que la vida sea en todo su esplendor.
Pero nosotros nos agarramos a lo conocido, ya que creemos que así nos encontramos seguros. Sin darnos cuentan que sólo existe la absoluta inseguridad.
 
356. ¿Nos damos cuenta que cuando criticamos a los demás nos estamos criticando a nosotros mismos? Pues nosotros en las mismas circunstancias que tienen los que criticamos haríamos lo mismo. Ya que en lo esencial, en lo psicológico somos básicamente iguales.
Si nos hacen daño, ¿podemos no responder a ese daño para eludirlo, para que cese, no se repita?
 
357. El dolor es tan poderoso y necesario que se tiene que tratar como a un amigo. Y de esa amistad y cariño, todo el misterio del dolor nos es contado, manifestado.
 
358. El perdón, el perdonar, no sirve para nada. Es una norma establecida. Pues el perdonar no quita el efecto de eso que se ha hecho.
¿Es posible vivir sin molestar a nadie?
 
359. Las personas independientes, que aman a la libertad, tienen la dignidad como el abridor de puertas y el freno de la sabiduría.
 
360. Para ser sabio hay que saber que todo no se puede saber. Pues la parte, un fragmento  –nosotros- no puede abarcar al todo, la totalidad.
 
361. El mejor gurú es el que no existe. Pues eso quiere decir que no necesitamos a nadie para que nos diga lo que tenemos que hacer, cómo vivir.
El mejor mantra es toda palabra y sonido.
 
362. El turismo para que sea un negocio rentable necesita de la sociedad del exhibicionismo, del espectáculo en plena calle, en la playa. Y todo espectáculo se masifica o desaparece, ya que todos van detrás del dinero.
Por lo que Ibiza, y los lugares similares, se han de nutrir de extravagancia peligrosa, de sus personajes salvajes para todo: la noche, playa, y el bacanal –sexodroga&rockandrroll-. Pero para que eso pueda ser, ha de haber también el ‘orden’: mezcla de la adinerada aristocracia, magnates, políticos y celebridades juerguistas. Igual como sucede en todo lugar que está de moda. Que no son más que un reflejo de la sociedad: no es posible vivir en un gueto sólo de ricos, ni en un gueto solo de pobres, ya que es inviable pues genera envidias, celos, revueltas, revoluciones.
De manera que las dos formas de vivir se enseñan, informan, educan, una a la otra, ganando las dos. Pues la mejor ganancia y valor, es una buena relación con las personas, sean quienes sean.
 
363. Cuando llega una crisis, un conflicto, un suceso que todo lo altera, es cuando en realidad nos conocemos, y nos damos cuenta lo que hacemos, cómo vivimos. Todos queremos tener libertad, ser libres en todos los ámbitos. Y es desde ahí que todos –no una élite, un país, solamente- queremos ser libres, donde radica el peligro que puede generar esa libertad.
Ser libre es la más alta responsabilidad. Pues de lo que hacemos con esa libertad va a determinar la respuesta, lo que les suceda a nuestras vidas. De manera que hemos de darnos cuenta que a los otros también les sucede lo mismo que a nosotros: necesitan, desean la libertad. De manera que se genera un choque, un enfrentamiento, un conflicto entre nuestra libertad y la de los demás.
Y el punto máximo, capital, definitivo está en saber que lo que yo haga a los otros, eso mismo ellos también me lo pueden hacer a mí. Y entonces, por eso la libertad es amor: el máximo respeto posible a todos los demás.
 
364.  Al amor no lo acepta el corazón, ni nada. Cuando llega el amor todo lo que somos: el cuerpo, la manera de percibir las cosas, la realidad, todo lo que hacemos, cambia. Es decir, el amor o es, o no es, independientemente de toda la mundanalidad del cuerpo, el pensamiento,  la mente.
 
365. El lenguaje corporal no miente. Pero tampoco es válido, porque la mente es más rápida que el cuerpo. Donde todo cambia de instante a instante.