Torni Segarra

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2441. La espiritualidad es un deseo, que es más que deseo, de no querer hacer daño a nadie ni a nada. Pero como eso no puede ser -siempre hay que causar daño a alguien o a algo-, sigue con esa dinámica sin amargarse, sin ponerse neurótico.

 

 

 

2442. La idolatría es lo que tiene: emboba, hace creer en ilusiones que desafían a la lógica, al sentido común. Todo un peligro para la vida y las personas. Los países más subdesarrollado son los más idolatras.

 

 

 

2443. La meditación es ver todo el proceso del pensamiento: su deseo, el miedo, la desagradabilidad, lo que nos hace felices y proporciona placer, cómo nace un pensamiento crece, se desarrolla y llega a su fin, o como es antagónico, conflictivo, absurdo. Es ver los peores pensamientos que no los voy a describir para no herir a nadie. Y ver todo eso, sin huir de ello, sin alentarlo, ni tocarlo, De manera que la mente se aquieta y desaparece, quedando sólo la conciencia y la percepción.

 

 

 

 

2444. Un monje le pregunta:


¿Hay algo más milagroso que las maravillas de la naturaleza?


El maestro responde:


Sí, su conocimiento de las maravillas de la naturaleza.

 

Lo que quiere decir saber vivir la vida, sin los menos problemas. Todos los problemas son a causa de la mundanalidad.

 

 

 

 

2445. Antes que nada hay que estar libre de eso que queremos combatir en las que permanecen inmutables ante el daño que le propician a otros. Y lo que venga o suceda después forma parte de lo nuevo, que nada tiene que ver con lo viejo y repetitivo.

 

 

 

 

2446. La meditación no tiene dirección alguna, pues no es interna ni externa. Pues a ese nivel cuando está la meditación,no hay medida ni conceptos, la mundanalidad como está tan presente es como si no estuviera. Ya que si hay división, fragmentación, fricción, esfuerzo con su brutalidad, la meditación no puede ser.


O podemos ir más allá de todo eso y es cuando estando con todo lo que se antepone a ella, ahí también está la meditación. Porque no tiene regla y si que la tiene, porque es total, la totalidad de la vida.

 

 

 

 

2447. Desafortunadamente, para ver qué es eso de la llegada de un nuevo día, lo que, tal vez, es preciso ver como la vida se puede ir en momento. Entonces uno se hace tierno como un niño, respetuoso con todo lo que le rodea, más aun si tiene vida. Donde un estado de beatitud, de gratitud por un nuevo día con todas las oportunidades que ello conlleva. Es una sensación de inmensa riqueza, de fortuna, donde un ser humano es una maravilla sagrada, preciosa. Porque nos vemos tan vulnerables que pensamos que los otros, que vemos llenos de vida, son aun más afortunados aunque ellos no lo sepan.

 

 

 

2448. Hay una pregunta perturbadora, y a la vez liberadora: ¿Qué sucedería si todo el proceso de la vida -desde nacer hasta el morir- lo aceleráramos de manera que el nacer y el morir fuera un instante seguido de otro? ¿La muerte y la vida serían lo mismo, no? Serían como un instante de la eternidad.

 

Lo más maravilloso es que nosotros desapareceremos, como lo han hecho todos los que han estado en la tierra. Pero la vida proseguirá con más hombres, más animales y plantas, más de todo lo que es visible e inviable. Verlo y comprendedlo es la fuente de la serenidad, la misma que tienen los animales ante lo incomprensible, la muerte.