Torni Segarra

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5255. Mientras estemos vivos los milagros son precisos y continuados. De lo contrario no duraríamos ni un día más. Pues para que la vida sea, es necesario que algo la cuide y mantenga: y eso son los milagros.

 

 

5256. Decir que nuestros dioses no nos han fallado, es reconocer que ellos existen. Cuando eso es una suposición, una superstición. India es un país como cualquier otro, con su cultura y religión propia. Lo que sucede es que India si la comparamos con los otros países, siempre ha tenido una inflamación religiosa.

Y como todas las inflamaciones, o fiebres, la religiosa tiene su parte positiva y su parte negativa. Por ejemplo, el vegetarianismo, motivado porque unas personas decidieron que se podía vivir sin sacrificar animales. La aparición de ciertas personas con unas mentes muy desarrolladas capaces de ver con claridad la realidad de la vida y qué se puede hacer con ella para que el dolor no nos destroce. Conozco a Jiddu Krishnamurti, y él tuvo una mente privilegiadamente clara para informar de la realidad de la vida, tal cual es, sin mentir ni ocultar lo menos posible.

En cuanto a lo negativo, esa fiebre religiosa consecuencia del miedo y del dolor, las personas de mente poco desarrolladas se perdieron en las supersticiones, que incluyen a los dioses y los santos, a los gurús, pues nos hacen adoradores, dependientes, sin libertad.

Y es por esa ignorancia, la superstición, que aún nos atrevimos a decir: ‘Nuestros dioses, sin embargo, siguen esperando. Ellos no nos han fallado, pero tal vez, les han fallado’.

El problema de la religión en India está –como en todas partes-  en que lo que se describe como libertad, desapego, la liberación del ego, del ‘yo’,  no puede ser definitiva, sino recurrente. Pues la liberación de una sola mente, eso no es posible. Pues la mente de cada persona es un pedazo de la mente global, universal, de manera que mientras esa mente global no sea liberada en su totalidad, ella va a seguir siendo divisiva, fragmentada, conflictiva, generadora de desorden y confusión, anarquía, violencia y guerra.

Por lo que la religión, se convierte en generadora de neuróticos, al hacernos vivir en división. Ya que queremos lo que no podemos, ni somos capaces de hacer, frustrándonos, haciendo que vivamos en tristeza. Y provocando la reacción: la diversión, le hedonismo, la persecución del placer, para salir de esa frustración y tristeza.

Y eso mismo pasa con el comunismo, que tampoco somos capaces de vivirlo. Por lo que al obligarnos, al esforzarnos, para conseguirlo nos dividimos de la realidad, de lo que es, y también nos hacemos neuróticos. Para luego huir de eso que nos lo provoca y refugiarnos en lo fácil: la mundanalidad, con todas sus distracciones y entretenimientos, mientras las miserias humanas siguen ahí.

 

 

5257 Decir que nadie más puede hacer lo que hace uno, ¿eso no es un pecado de soberbia, un escándalo y vacilar ante los demás? Y todo eso no tiene nada de santidad ni de espiritualidad, ni de religiosidad.

 

 

5258. Un país –EE.UU.- que es tan exagerado en todo, con respecto a los otros que lo son menos, todo lo que haga y genere ha de ser una exageración. Y en ello va incluido el apoyar a terroristas, que tal vez, pueden incluso revolverse contra ellos y atacarles con sus actos.

Pero EE.UU., el país más exagerado, todo lo que hace siempre -de momento, hasta que otro tome su relevo y se convierta en el más exagerado– nos parecerá una exageración, un despropósito.

Tal vez, es porque nos hemos olvidado que en la guerra todo está permitido, todo vale, todo está justificado -ahí están el espionaje y el contraespionaje-. Y EE.UU., como todos los países de una manera o de otra, siempre está en guerra.

 

 

5259. La comparación, el cotejarnos con los otros, ¿no es motivo de división? Porque así desatendemos al presente, el ahora, lo que somos. La comparación para someterse, ajustarse a un canon, se usa como huida de la realidad, de lo que es, de lo que somos, nos guste o no.

Pero cuando comprendemos todo ese juego mental del cotejar, del compararse con los demás, es cuando todo eso llega a su fin.

 

 

5260. La manera cómo cuido de mí mismo, me respeto y atiendo, tiene que afectar en cómo trato a los demás, a los animales, a las plantas y sus flores, a los muebles y a todo lo del hogar, tiene su efecto a lo hora de trabajar en la oficina o donde quiera que trabajemos.

Pues cuando uno entra en una dinámica, esa dinámica se manifiesta en todo lo que hacemos.

 

 

5261. La atención total, absoluta, hace que la inteligencia opere. De manera que cuando estamos completamente atentos a lo que están diciendo o haciendo los otros, la inteligencia toma la acción de lo que tenemos que hacer. Y la inteligencia, que es la ausencia de división, es lo que nos genera el orden.

 

 

 

5262. Cada uno es como es. Y ahí está la belleza en ser como es y no en querer cambiar las cosas que no se pueden.