Torni Segarra

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1592. ¿El amor puede hacer daño a otro? Si yo te privo, prohíbo que hagas tu magia, no te dejo libertad para que seas como tú quieres ser, ahí no hay amor. De tal manera que la libertad y el amor son lo mismo.
 
1593. Pero eso que en principio es adecuado -ser alcaldesa de Barcelona, y todos los que le van ayudar para poder seguir siéndolo- si se convierte en un acto de fe, una obsesión, una adicción, va a generar los mismos problemas que queremos resolver.
De tal manera que el principal problema soy yo –qué es cómo vivo mi vida-. Pues si mi vida es corrupta, indolente e indiferente ante el sufrimiento de los demás  -ya sean los menos afortunados o los que viven con abundante dinero, bienes, etc.-, todo lo que haga no va a generar nada nuevo, sino todo será lo viejo y repetitivo de siempre: injusticia, inmoralidad, miedo, ignorancia, brutalidad, crueldad, violencia y las matanzas de la guerra.
 
1594. Creo que has dicho una respuesta interesante. Así que volvamos a empezar. ¿Qué sentido tiene el que yo te diga lo que tienes que hacer –no corrupta, no inmoral, no descarada, no ladrona, no indecente, no superficial, no banal, etc.-, si yo sí lo soy en mi vida cotidiana?
Y, ¿no es eso lo que hacen todos los políticos –se digan de la casta o no-: decir una cosa que es imposible en la vida, para comer el coco a las personas para que les voten. Por lo que todo es la función del ego, del ‘yo’, vanidad, ignorancia. Ellos hablan de libertad, pero siempre de la suya. Aunque no saben ni creen en la libertad. Y por eso, todos son tiranos, dictadores, centralistas ya sean de un país o nación, de un partido, de un grupo de presión, lobbies o mafia.
Hablan de la justicia, de los ricos, de la pobreza de los menos afortunados, del socialismo, comunismo, etc., pero ellos también quieren vivir como los ricos, no quieren solucionar los problemas para que no haya los más desafortunados: hambrientos, sin hogar, los que van a la deriva sin trabajo, etc.
Por tanto todo lo que digamos de los otros –contra ellos-, si nosotros no lo hemos descartado de nuestras vidas, no tiene ningún valor ni significado verdadero. Es todo la misma cantinela que se repite desde hace un millón de años: todo para mí, nada para ti.
Ahora bien, ¿puede ese paradigma de miedo, de egoísmo, de ignorancia, de todo para mí, cambiar?
 
1595. Desde nunca me he referido directamente a Ada. Cuando hablo me refiero a los seres humanos., ya que todos somos básicamente iguales en lo psicológico. Si hablo de los políticos es en plural, de los religiosos, de cualquier persona, no lo hago de él, sino como el modelo que nos hace ver en realidad quiénes somos. Y no como nos gustaría vernos, nos gustaría ser.
Por eso, insisto: todo el trabajo es de uno, descubrir cómo funciona en realidad. Pues si tú, Núria, te conoces realmente cómo eres, también conoces a toda la humanidad. Y eso es liberador, libertario, sin jefes, ni maestros ni gurús, sin líderes fantoches con los pies de barro como los tenemos todos. Y entonces de esa libertad se genera el orden, que es el que puede solucionar los problemas. No es mi orden, ni el tuyo, ni el de nadie, es el orden per se, como el que dirige la fuerza de la gravedad, hace girar a la luna alrededor de la tierra, hace que el que tiene compasión tiene menos problemas.
 
1596. ¿Tú ayudas a las personas para que sus vidas sean con menos tortura? Núria, estamos cayendo en una trampa, pues pretender ayudar parece que sea una quimera.
Si tú decides ayudar a los gorriones que se paran en la barandilla de tu terraza, y cada día les pones algo de comida, ¿qué sucede en realidad con esa ayuda? Los gorriones que irán a comer cada día estarán más alimentados que los que no comen como ellos. Por tanto, ellos se convertirán en los gorriones dominantes, desplazando a otros que también querrán comer pero no pueden porque no hay bastante para todos.
Entonces, los gorriones que son impedidos por otros con carreras y picotazos para que puedan comer, si pudieran hablar te dirían: Que con tu actitud racista de dar solamente a los gorriones que se han hecho los dueños del lugar, estás alterando el equilibrio y armonía natural, la igualdad. Que eso es injusto, fascista, nazi, cruel e inmoral.
¿Qué podríamos hacer para resolver ese problema de desigualdad, de inmoralidad, de corrupción, dar más comida? Si diésemos más comida llegarían muchos más de manera que tal vez molestarían a los vecinos con su suciedad, y griterío, pues siempre podrían venir más y más. ¿Te das cuenta dónde estamos? No se trata solamente de dar. Es mejor no tener nada que dar,  porque nada nos sobra, ya que vivimos austeramente, con lo preciso para poder sobrevivir. De manera que nosotros no participamos del derroche y el despilfarro, los caprichos, en que vive la sociedad, como viven la inmensa mayoría.
 
1597. Los deseos no son reales, quieren una realidad que no existe. El mismo deseo de eliminar el deseo, también es irreal, y por tanto generador de desorden, confusión. Pero el deseo incesante, que es la actividad del ‘yo’, solamente puede cesar cuando somos completamente conscientes de su operatividad, sin querer huir ni reprimirlo, ni tocarlo. Entonces, el deseo y su fricción cesa al no haber conflicto entre lo que queremos y la realidad.
 
1598. La infidelidad no es el problema. Porque eso ya es del pasado. El problema es que hacemos con esa infidelidad, como la gestionamos de manera que nos cause los menos problemas. 
Pues lo que para uno, la infidelidad no es una falta de respeto, para otro lo considera grave, repugnante. Hemos de vivir en este mundo, que tiene sus maneras. Sabiendo, y asumiendo, que lo que hacemos va a generarnos problemas.