* La angustia, no quiere nada. Es la mente que está actuando, operando.
* ¿Hay alguien que no tenga su parte negativa?
* «Si los pobres están distraídos, los ricos no tienen nada que temer».
¿Seguro? Si están distraídos, no serán diligentes, ni eficientes a la hora de trabajar.
* “Sabemos que a nadie le gustarán y compartirá tus fotos, porque somos negros”.
¿A nadie? Eso es mucho decir.
¿Todos no somos racistas fanáticos, radicales, sin empatía, sin compasión ni amor?
* Dos personas opuestas, que se aman, están haciendo el milagro de la unidad.
* ¿Quién no quiere ser importante? ¿Quién no tiene el ‘yo’ operando?
* No lo compliques.
Cuando me doy cuenta que estoy haciendo el ridículo, es cuando ya soy diligente, cuerdo.
* Los semáforos, como toda máquina, pueden fallar, se equivocan.
Por otra parte. ¿Cómo puedes comparar una máquina con un ser humano?
Los seguidores, los discípulos, son fanáticos, ignorantes de la realidad. Ya que sienten placer halagándolos, defendiéndolos.
Creyendo que así, recogerán algo del maestro, del gurú, del que dice que sabe. Pero, si uno no comprende, seguirá siendo un discípulo, seguidor, atrapado por una persona como él.
* Las personas sólo puede inventar cosas de personas.
Lo que está más allá de ellas -de todos nosotros-, al no tener la capacidad para ver y comprender, dios es el producto de nosotros.
Es decir, es un dios humano, hecho por las personas. Temerosas de todo lo que les rodea, del futuro, del pasado, del presente. Y ahí, están empantanados, atrapados por su dios particular, que es el que más le gusta, satisface.
Ya que cree que le salvará de todas las miserias y le llevará al cielo, al paraíso. Donde allí, están todos los buenos, los santos, las personas devotas, temerosas, obedientes a los que dicen lo que hay que hacer para entrar en el cielo.