Torni Segarra

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* En realidad, no hay mal ni bien. Sólo está la vida operando a su manera.

 

* La enfermedad viene, porque hay una parte de la vida que nos quiere matar; y otra que no quiere matarnos.

Por eso, vivir es un milagro, una dación de la vida. Que parece que no tiene sentido ni explicación.

El que muere, muere. Y el que vive, vive, a pesar de todas las dificultades, peligros que nos rodean.

 

* La verdad, es la comprensión de la realidad, nos guste o no.

 

* “El Nuevo ser humano encontrará su religión en la naturaleza, no en las estatuas muertas, sino en los árboles vivos que bailan al viento. Encontrará su oración con las estrellas. Dialogará con la existencia tal como es. No vivirá con ideas abstractas. Vivirá con realidades. Su compromiso será con la naturaleza”.

Recordemos que la naturaleza, hará todo lo posible para destruirnos. Si no lo hace, ese es un misterio que no se puede desvelar.

La naturaleza mata a recién nacidos, a jóvenes, mayores, viejos, ya sean enfermos o sanos. Miremos un bosque, sucede lo mismo: unos árboles viven muchos años y otros no -mueren antes de hacerse grandes, viejos-.

Recordemos, que para vivir unos, han de morir otros.

 

* Igual como tomamos los alimentos propios del lugar.

En las religiones, sucede lo mismo: cada uno tiene la religión del lugar donde ha nacido y crecido.

 

* Todo eso, está muy bien. Pero, eso ha de hacerse realidad, no repetirlo como una plegaria. Un deseo que vamos tras de él.

 

* La especialidad, se convierte en fanatismo. Materialmente, se admite la especialidad, ser un experto. Pero en el ámbito no material, la especialidad es un obstáculo que nos divide.

 

* No hacer nada. Ya es hacer algo.

 

* «¡La verdad es que no tengo ni idea por qué me comunico! ¡Tampoco rechazo su expresión! ¡Ni tampoco sé que es el silencio! ¡No tengo ni idea de nada! plaf!».

Entonces, para que escribes, hablas. Es como si estuvieras contando: 1,2,3,4,5,6,7. Y no saber por qué.