* Cada uno que haga lo que tenga que hacer. Pues la vida, si uno es afortunado, le dirá lo que tiene que hacer.
* Esa visión tan represora, es tan negativa como la ensalzadora. No podemos dar rienda suelta a la envidia, a los celos, al odio.
Todo negocio, toda acción, siempre tiene su parte negativa y positiva.
Cada uno que juzga, lo hace bajo su programación psicológica, social, profesional, cultural.
* Toda práctica, todo método, todo ejercicio, nos genera desorden, confusión. Ya que nos divide de la realidad. De lo que está pasando.
* ‘…tendremos que adecuar nuestro ser a una situación totalmente distinta de la acostumbrada. Como todos los músculos de nuestro cuerpo, para un mejor funcionamiento, tienen que ejercitarse. Así nuestra alma ejercitada puede entrar en otro paradigma, ese de donde, paradójicamente, viene”.
Estamos hablando de espiritualidad, de psicología; no de física ni materialmente.
* El amor, es lo nuevo, lo que está más allá de todo lo conocido. De lo que nos han dicho, por sagrado y aceptado que sea. Es la ausencia de división, de dualidad, de conflicto.
* Y, ¿cómo llega ese amor?
Porque las palabras, los consejos, las informaciones, no son el hecho que es el amor.
* La felicidad no puede luchar contra la infelicidad.
* El preso y el que lo retiene, están unidos, dependen el uno del otro.
* Si hablamos de personas, ¿hay alguna diferencia entre la mujer y el hombre? Son iguales, tienen miedo, han de comer, vestirse, resguardarse, poder convivir con los demás, los vecinos, la persona con quién convivimos.
Todo lo demás, son superficialidades, hurgar, buscar cosas materiales, físicas, banalidades. Ya que, para vivir, sobrevivir, todos hacemos lo mismo.
* Si uno es infeliz busca salir de la infelicidad.