Torni Segarra

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* Descubrir lo falso, es lo mismo que descubrir lo verdadero. Porque al nombrar lo falso, lo hacemos porque ya sabemos lo que es lo verdadero.

Pero esa dualidad, no es lo real, la realidad: que tanto lo falso, como lo verdadero, no tienen ninguna importancia para el funcionamiento de la vida.

Ya sea en la naturaleza, en la vida de las personas, en el universo.

 

* “Vivimos una vida no holística, una vida fragmentaria, dividida. Usted entiende lo que quiero decir por dividida: decir algo y hacer alguna otra cosa, una vida que se amolda, que es contradictoria, comparativa, imitativa, con algunos momentos de silencio. Ese es un modo fragmentario de vivir, un modo no holístico, y es todo cuanto conocemos. Y alguien pregunta: ¿Hay una energía que no se disipa? Formulada esa pregunta, investiguémosla para ver si es posible terminar con esta manera de vivir”.

Eso es como vivimos todos: decir algo y hacer alguna otra cosa, una vida que se amolda, que es contradictoria, comparativa, imitativa.

Aunque queremos cambiarlo. Pero al querer cambiarlo, me divido de lo que soy. Y entonces, prosigue esa confusión, ese desorden.

Pero, si lo miro completamente, entiendo lo que está sucediendo en la estructura de la mente. Entonces, el censor desaparece. Y sólo existe la realidad, lo que es, la paz, el orden.

 

*  Dices: ‘…la vida está del revés eres el soñador no el soñado’.

¿El soñador y lo soñado, no son lo mismo? Es como si escribieras un libro y alguien dijera, ese libro y el que lo ha escrito no son los mismo.

También dices: ‘…todo lo que percibes eres tú mismo no hay otros’.

Toda la humanidad, ¿no participa tanto del mal y del bien? Porque, todos lo mismo: personas que quieren, pero no pueden. Queremos ser santos, pero no podemos. Hemos de competir por un empleo, por una pareja. Hemos de competir con los animales, para poder comer, sobrevivir.

Cuando dices: ‘…suelten la mente parlanchina y conecten con el silencio ahí se encuentran los atributos del ser, seguir buscando y preguntando no sirve, calla la mente ya no tiene fuerza el narrador al que estaba identificado’.

¿Tú y tus compañeros lo hacéis? No lo hacéis porque siempre estáis escribiendo, comentando, diciendo cosas.

¿Sabes por qué lo haces? Porque estás solo. Quieres juntarte con los que son del mismo grupo que tú. Donde os acariciáis, os consoláis, os aduláis, decís las mismas tonterías, superficialidades.