Torni Segarra

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* La palabra dios, en sí ya es un problema.  Pero al hablar de dios todo se complica más ¿Qué es dios? ¿Quién es dios? ¿Existe dios o es un invento?  Hay unos que creen en dios. Como si fuera un rey de todos los reyes. Pero, eso no es dios. Aunque los creyentes, siguen creyendo en él.

Lo que está claro, es que las palabras no solucionan los problemas que tenemos. Entre ellos, la existencia o no de dios. Por eso, cada uno que piense como quiere. Sin obligar a nadie. Para que crea en lo que decimos, o no.

* El caos, la violencia, las revueltas, la anarquía, siempre están ahí. Unas veces medio dormidas. Otras como ahora en pleno esplendor y actividad. Los motivos ya se conocen de sobra: maleducados, incultos. superficiales. Que siempre que hay una explosión de energía. Se dedican a actuar cuando peor mejor. Son personas que se sienten invulnerables a los virus, al alcohol y las drogas, a las enfermedades, a las desgracias. En su ignorancia, no ven que todas las imprudencias que hagan. Van a afectar a todos los demás.

* Pero, ¿qué hace que me dé cuenta de que el desorden ha de acabar, comprender, descartar?

Y ser afortunado para que llegue ‘el amor en el corazón, salud en el cuerpo y paz en tu alma’.

* ‘A dónde va uno cuando le duele el alma’.

A esperar que se sane. Como lo hacemos con el cuerpo.

* ‘Cuando estés negativo, nervioso o enojado, practica el silencio’.

Todo lo que digamos al respecto, se va a convertir en una trampa. Pues la realidad, los problemas de la vida. No se solucionan con un sí o un no. Con silencio o hablando.

* Los símbolos, las palabras, las descripciones. son inventos para facilitarnos la comunicación. Que pueden ser usados negativamente. Cuando el pensamiento, se agarra a ellos y los convierte en un obstáculo. Como pasa con el tiempo. Si miramos el reloj y vemos la hora que es. Y empezamos a correr. Porque vemos que vamos a llegar tarde a una cita. Entonces, la confusión, el desorden, llegan. Porque le hemos dado toda la importancia al tiempo psicológico. Que quiere cambiar la situación. Queriendo correr. Diciendo soy un tonto, un estúpido. Por no haber gestionado el tiempo adecuadamente. Sin darnos cuenta que el hecho, es que el tiempo no se puede cambiar ni echar atrás.

Respecto de los objetos, las imágenes, pasa lo mismo. Una cruz, que es un madero vertical y otro horizontal. Que puede servir para soportar una techumbre. O también puede ser, un cruce de caminos. Se puede convertir, según como lo interprete nuestro pensamiento. En una pesadilla o en un gozo. Porque, la programación, el condicionamiento, del pensamiento. Recuerda la maldad que los cristianos han hecho a lo largo de miles de años. Y también se puede recordar a Jesús, el que originó al cristianismo. Y su mensaje de caridad, de compasión, de amor.

Esto es así. Porque al ver un símbolo, un objeto cualquiera. No nos atenemos sólo al hecho de observar, de ver. Al no observarlo totalmente, absolutamente. Al estar divididos, fragmentados internamente. Dando la oportunidad al pensamiento que coteja, compara, lo que ve. Con el recuerdo que también está, al darle vida el pensamiento. Al darle vida ese fragmento de tiempo. ¿Qué sucede si miramos observando totalmente, con toda nuestra energía, cualquier cosa, objeto? Sucede que no hay división entre lo que vemos, observamos y el observador -nosotros-.