900. Cuando dices, quienes son ‘los míos’ ¿cómo sabes que yo estoy con ellos?
Cuando uno quiere cambiar algo, porque no le conviene, lo quiere destruir de todas las maneras posibles, incluida la destrucción, la violencia, ir más allá de eso que para nosotros no nos sirve.
¿Te das cuenta, qué eso es para todos, pobres, ricos, listos o torpes, de derechas o de izquierda, ateos o creyentes? Por eso, es que estamos todos atrapados en el mismo barco.
Tú mismo vas contra las normas, las leyes que no te convienen. Si triunfarán los que no son como tú, y te impusieran unas leyes que no te gustan ni satisfacen, hurgarías por todas partes para destruirlas.
Y hablando de la ley, le dice el gato a la rata, que la tiene atrapada entre los dientes: ten paciencia, que es la ley, la que está a favor de que te coma. ¿Sabes dónde estamos, Ninyet?
901. Parece que les encanta regurgitar el pasado. Pero no para liberarse de él. Sino para continuar con la misma dinámica de división, enfrentamiento, crueldad, violencia, guerra.
Luego dicen, que están contra la violencia y a favor de la paz. Pero la paz, no se puede comprar en un supermercado. La paz es la consecuencia de una manera de vivir honesta, sin división, sin fanatismo, con empatía; donde las ideas, al saber que son un obstáculo, son descartadas. Ideas nacionalistas, que ensalzan a los nacionalismos grandes o pequeños. ¿Podemos dejar de ser nacionalistas? Pues, por ahí hay que empezar. Pues todos tenemos los mimos derechos y obligaciones, si es que queremos que llegue la paz.
Y la paz, incluye, es preciso, morir al pasado, darse cuenta que es un obstáculo, un impedimento, para que no veamos a los demás como enemigos, si no como seres humanos, necesitados, deseosos de ser lo que quieren ser.
No nos creamos que nosotros estamos fuera de esa dinámica, no la estamos: somos tan violentos, crueles, como el que más, ya que, al estar divididos en conflicto, eso se convierte en el combustible de la guerra. Y la guerra, es la guerra: unos contra otros.
902. Primer problema para que venga la paz: negarse a ver la realidad, la verdad. Y de ahí, llega todo lo demás: división, conflicto, violencia, guerra. Pues al negar la realidad, nos hacemos fanáticos, fundamentalistas, racistas, siendo capaces de hacer lo que no queremos que nos hagan los demás.
903. Primera verdad: todos somos básicamente iguales en lo psicológico. Todos tenemos miedo, buscamos seguridad, necesitamos alimentos, un lugar donde vivir, queremos que nos respeten, queremos ser lo que somos, etc. Pero, eso choca con los demás que también quieren lo mismo. Y de ahí, nace nuestro drama del vivir.
904. Estas actitudes, también están en la raíz del terrorismo. Pues, sin mentiras, sin falsedades, sin manipular la realidad para salirse con la suya, imponer la verdad que a uno le convine, el terrorismo, que es división, conflicto, no podría ser.
Por eso, cuanto más fanáticos somos, más estamos llamando, generando, el terrorismo.
905. Y, los que tu defiendes, ¿qué hicieron, han hecho? Pues en toda guerra, los dos bandos hacen lo mismo: matar siempre que pueden.
906. Dices que con asesinos no se negocia nada. Y, ¿cómo acaban las guerras que se asesinan en masa, sino es negociando un alto el fuego, sus condiciones, etc.?
907. Tú lo que quieres es que todos se impliquen en tu problema, que es la guerra entre dos bandos. ¿Por qué te tendría que exigir que te impliques, te enredes con mi problema?
Y para no enredarse, al igual como hacen los jueces, no se puede defender sólo a un bando.